El
Libro de Sant Ajaib
1. EL ENCUENTRO CON AJAIB SINGH
Después que Sant Kirpal Singh Ji Maharaj se despojó de Su estructura
mortal el miércoles 21 de agosto de 1974, la vida se hizo espantosa. Yo me
hallaba amilanado, sin un rayo de esperanza a la vista, como si la vida
repentinamente se hubiera vuelto algo inútil carente de propósito,
dirección ni valor. El mismo Sawan Ashram a donde solía acudir diariamente
por espacio de cinco o seis horas después de cumplir mis deberes de casa y
oficina, y que vivía lleno de aspirantes venidos de todos los rincones
cercanos y lejanos del mundo, se había convertido en un sitio desolado y
desértico; su atmósfera se había enrarecido al poco tiempo de la ida del
Señor y parecía como si la paz y la tranquilidad de este lugar plácido y
bendito hubiese comenzado a opacarse. El sol de la espiritualidad que
había brillado allí, radiante y luminoso, por más de 25 años y que había
dado luz, vida y amor al mundo entero, por desgracia se había ocultado y
las luces de este santo lugar se estaban apagando. El Uno más elevado y
sacratísimo, quien le había infundido Sus impulsos de vida a todos Sus
hijos sin reparar en sus merecimientos, se había retirado dejando la
vestidura física, y ahora no había más que oscuridad en derredor.
A pesar de esta pérdida tan enorme, las personas que se decían más
responsables y que habían estado más estrechamente vinculadas a la
administración del Ashram y, podría decirse, más próximas al Señor
Supremo, no parecían darse cuenta de la magnitud de esta calamidad y se
ocupaban en conversaciones y disputas sin sentido, en vez de utilizar este
doloroso tiempo en la remembranza del Todopoderoso. Los sentimientos y el
dolor de aquel momento no lograron conmovernos y nos ocupamos más acerca
del futuro que del pasado, al que creíamos haber dejado atrás. En un corto
tiempo nos habíamos olvidado ya de El y de Su amor, y nos entreteníamos
con cosas materiales y con los asuntos mundanos del Ashram sin darnos
cuenta de que lo más importante para todos nosotros era el Señor que se
había marchado, el amor que había derramado sobre nosotros y el mensaje
que nos había dejado.
Pero sólo el ser sufriente conoce las penas del amor y de la separación
del Amado y ya que no las habíamos padecido, ¿Cómo podríamos haber pensado
de otra manera? Por habernos entregado al mundo y estar pendientes de
nuestra posición nos ocupamos más de las cosas externas, de Su Ashram y
Sus asuntos secundarios, con el resultado de que no dispusimos de tiempo
ni corazón para pensar en los frutos de Su amor, ni tampoco para evocar el
recuerdo de Sus bendiciones, ni para recordar la gracia y la bondad que
derramó sobre cada uno de nosotros. Pero hay que reconocer que la gran
mayoría del Sangat había dirigido su atención hacia el Maestro y no hacia
las pequeñeces que atormentaban a las llamadas personas responsables del
Ashram. Los satsanguis comunes y corrientes mostraban lágrimas en sus
ojos, aflicción en su corazón y la remembranza Suya en los labios. No pude
evitar entonces el pensar, y hoy día con mayor razón, que aún la gente del
mundo se portó mejor que nosotros, quienes en un arranque de vanidad nos
llamábamos a nosotros mismos hijos de ese Todopoderoso Señor.
Con frecuencia y en repetidas ocasiones El nos había indicado que Kal no
era un poder despreciable y siempre estaba listo a desviar del sendero
espiritual a las almas ingenuas y a desviar el rumbo de los discípulos del
Maestro perfecto, mediante esfuerzos y ataques deliberados; en especial
después de que los Maestros han abandonado el mundo, y entraba en acción
al poco tiempo de la desaparición de las almas Maestras golpeando a Sus
discípulos, dividiéndolos e induciéndolos a riñas y disputas. Esto fue lo
que ocurrió con nosotros y precisamente lo que hicimos y no pudimos
evitar. Puesto que nosotros no habíamos conocido la verdadera gloria y
grandeza del Señor, sólo le veíamos como algo más que un padre grande y
bondadoso, alguien que nos entregaba hermosos textos de las Escrituras y
nos hablaba muy bellamente sobre aspectos de la espiritualidad. En esto
estábamos muy equivocados porque El era el Verbo personificado, del cual
no teníamos idea ya que no habíamos hecho progreso interno. Quizás algunos
amados estén con el ánimo de asignar la responsabilidad por todo lo
ocurrido y posiblemente de adjudicar la mayor parte de ella a los demás;
pero yo no vacilo en aceptarla y personalmente estoy convencido de que
cada uno de nosotros, sin excepción, sufrimos de la ilusión causada por
las palabras "persona responsable, respetable y prominente", y no podemos
evadir la responsabilidad en el proceso de evaluación. Pero a todos
nosotros El nos convirtió en hermanos y hermanas y si a pesar de tantas
insensateces confesamos abiertamente nuestros errores ante El, que está
sentado dentro de cada uno, podremos verle, aún ahora que ha desaparecido
del mundo externo.
Las sesiones de meditación, los cantos devocionales y otras cosas por el
estilo que se celebraban diariamente durante la vida del gran Maestro,
desaparecieron con Su partida y las discusiones interminables e inútiles,
comenzaron a dañar el ambiente de tranquilidad bendita y amorosa del
Ashram. Quienes entre nosotros aspiraban a posiciones elevadas en la nueva
organización del Ashram, dieron comienzo a una confrontación casi
histérica para aprovecharse de la situación y no dejaron piedra sin mover,
provocando una frustrante guerra de argumentos, primero sobre el asunto de
la sucesión y luego, arrojando lodo y suciedad a las personas que tenían
un punto de vista diferente al nuestro. Todo esto acontecía mientras
pretendíamos actuar según las enseñanzas sagradas del Maestro y jurábamos
fidelidad a cada una de sus sílabas y palabras. Reflexionando ahora sobre
esta situación que causó tanto daño a la sagrada misión, no puede uno
evitar acordarse de las referencias que se hacen a Satanás en las
Escrituras. Sacrificamos la consideración y el respeto mutuo en el altar
de la sucesión. Era una verdadera tragedia el que los hijos del gran
Maestro que dedicó toda Su vida a inculcar la modestia, la amabilidad y la
humildad, se estuvieran comportando tan desvergonzada y tontamente a sólo
unos cuantos días de haberse marchado El, y de hacerlo no con extraños,
sino entre los propios miembros de Su familia espiritual a quienes El
había unido en vínculo irrompible, no solamente en este mundo sino también
en el más allá. ¡Que Dios se apiade de nosotros! ¿Qué habíamos hecho y a
dónde nos dirigíamos? Un grupo de personas que evidentemente tenían
simpatía por un amado que aspiraba a la sucesión, pero quienes
externamente manifestaban que su interés era continuar la obra de la
misión sin interrupción ni tropiezos, hizo circular de manera subrepticia
una breve comunicación anónima escrita a máquina, dirigida a los
discípulos occidentales del Maestro, que habían llegado a la India tan
pronto como oyeron la noticia fatal de Su partida del mundo físico; y que
se iban a reunir con el fin de estudiar la manera de continuar Su misión.
En esta comunicación se decía que el Santo Maestro había dejado un
testamento designando a Su sucesor espiritual y que Su voluntad debería
llevarse a cabo y hacerse realidad. De inmediato surgieron diferencias de
opinión, ya que el Maestro se había referido en múltiples ocasiones a los
testamentos, documentos y papeles, afirmando que éstos eran instrumentos
para el traspaso de bienes materiales, como eran tierras y otros haberes,
y no tenían absolutamente nada qué ver con la transmisión de la
espiritualidad, la cual era un asunto del alma más allá del alcance de los
documentos mundanos y que es transmitida a través de los ojos. Se formó
entonces un grupo de personas que apoyaba con vehemencia la existencia del
testamento y la necesidad de hacerlo efectivo y otro grupo afirmando con
igual vehemencia que según las palabras conocidas y varias veces repetidas
por el Maestro, los documentos y testamentos estaban fuera de lugar. El
primero de estos grupos afirmaba que el Maestro era todopoderoso y que si
El había optado por redactar un testamento designando a Su sucesor,
nosotros como mortales no podíamos cuestionarlo y ni siquiera pensar que
no estaba conforme a Sus palabras escritas y habladas, y por lo tanto
nuestro deber era actuar con plena fe y confianza y dejando el resto en
Sus manos; para ellos lo más importante era la existencia de ese
testamento y todo lo demás sobraba. A ellos se les oía decir que quienes
ignoraran Sus deseos allí contenidos, tendrían que pagar las
consecuencias.
El otro grupo de personas se apoyaba por completo en las palabras ya
conocidas del Maestro, citadas verbalmente y por escrito, frecuente y
firmemente, de que no cabía absolutamente duda que era una ley inmutable y
un principio eterno estrictamente mantenido y acatado a todo lo largo de
la historia de Sant Mat, un principio que continuaría operando por tanto
tiempo como existiera la vida en la tierra. Este grupo de personas
afirmaba que Swami Ji Maharaj jamás elaboró un testamento, ni tampoco Baba
Jaimal Singh Maharaj lo hizo para transferir Su misión a Baba Sawan Singh
Ji Maharaj, quien también confió Su misión a Sant Kirpal Singh Ji Maharaj
sin acudir a documentos materiales algunos. Si ésta era la historia v la
tradición de Sant Mat, ¿Hacia dónde nos dirigíamos creyendo y actuando
sobre una base diferente? Este grupo de personas también insistía en que
si ninguno de los Maestros Perfectos había dejado un testamento, ni
figuraba en las sagradas Escrituras que quien poseyera un testamento podía
de esa manera convertirse en Santo, estaríamos en la oscuridad, al hacer
cosas contrarias a las enseñanzas de todos los Santos y Maestros, y en
especial actuando en contra de la obra y el pensamiento de los dos grandes
e ilustres Maestros de la era presente.
También se señalaba que el folleto titulado "La Verdad Triunfante",
escrito en tiempos de Hazur Maharaj Ji y según Sus instrucciones, no
dejaba lugar a ninguna duda al respecto y por lo tanto, habiéndose escrito
y dicho tanto sobre esto era necesario proceder con suma cautela.
Personalmente y como discípulo de Baba Sawan Singh que había visto la
verdad acerca de testamentos y documentos de esta naturaleza con relación
a la transmisión del trabajo espiritual y que además había escuchado
privadamente y de boca del propio Maharaj Ji todo lo concerniente a este
punto, compartía por completo el punto de vista del segundo grupo de
personas y así lo manifesté, cuando quiera que estas discusiones surgieron
en mi presencia. Pero también sentía que correspondía a cada uno tomar una
decisión propia sin ser influenciado indebidamente, salvo examinado
seriamente lo que los dos Maestros de esta época habían dicho, escrito y
obrado; por lo tanto, no hice esfuerzos para convencer a los demás ni
propagar mis propios puntos de vista y me limité a expresar lo que
honestamente creía correcto en el curso de las reuniones del Comité de
Administración del Sawan Ashram. Tenía el convencimiento de que como
miembro del Comité, era mi responsabilidad expresar claramente mis puntos
de vista en aquellos momentos, o en caso de que algunos de ellos acudieran
a mí a solicitar mi parecer. Me parecía que las palabras pronunciadas y
escritas por el Maestro una y otra vez, eran su único y verdadero
testamento, más aún teniendo en cuenta que el testamento de que se hablaba
no aparecía por ninguna parte y sólo se conocía de oídas; por lo tanto,
Sus palabras constituían la mejor guía para nosotros y ningún llamado
testamento podía dirigir a Sus hijos mejor que lo que El habría
pronunciado no una, sino innumerables veces. Sin embargo, no tenía
dificultad en aceptar que otros actuaran de manera diferente ya que era un
asunto personal que debía decidir cada uno de los amados según su mejor
criterio.
En medio de estos dos grupos principales de personas, se hallaba el grueso
de Sus seguidores, personas simples y sencillas que no tenían una opinión
definitiva y eran susceptibles de ser influenciadas en una u otra
dirección, con base en la experiencia y el pensamiento de los demás. La
mayor parte de ellos llevaba una vida espiritual más elevada que muchos de
nosotros que nos considerábamos personas importantes y prominentes, y sin
embargo estaban expuestos a un peligro mayor de ser descarriados con
facilidad, por aquellos a quienes miraban como líderes de la opinión
pública. El Comité de Administración del Sawan Ashram, del cual como dije
anteriormente, yo era miembro, se hallaba completamente dividido. Cada uno
de los miembros cayó víctima impotente del sectarismo y presentaba su
punto de vista como sacrosanto, sin consideración por el punto de vista
que presentaban otros grupos y demás miembros y progresivamente iba
perdiendo la amabilidad y la humildad tan frecuentemente recalcada por el
gran Maestro y tan necesaria para la continuidad de Su sagrada misión.
Resultó deplorable que ninguno de los miembros del Comité hubiese dirigido
la situación, sobreponiéndose a la locura prevaleciente, o absorbiendo el
impacto de este deterioro, de manera parecida a lo que solía hacer nuestro
sagrado Maestro en numerosas ocasiones. A mi modo de ver, era la
oportunidad que tenía el amado que había deseado ocupar el puesto del
Maestro, para demostrar sus cualidades y derramar el amor acumulado a
través de años de una vida pura, perdonando a los demás miembros y
personas que pensaban de manera diferente. También pensé que aquélla era
una oportunidad para mostrar el valor y mérito personal, congregando a
quienes exponían puntos de vista diferentes, sin utilizar presiones, ni
amenazando con represalias por no apoyarlo, ni tampoco en manera alguna,
publicando en periódicos las debilidades de los demás, sino más bien,
convenciéndolos mediante el toque divino de gracia, con paciencia y
afecto.
Pero desgraciadamente no ocurrió así y las discusiones continuaron,
generando odios y rivalidades, próximos a la enemistad. El distanciamiento
y la disensión entre los miembros se hizo cada vez mayor. Las enseñanzas y
mensajes de los Maestros fueron lanzados al viento, no por quienes veían
Su Misión con malos ojos, Sus oponentes, sino por Sus propios hijos
escogidos y quienes en su aparente afán de decidir sobre las personas que
debían ocupar Su puesto y lograr el privilegio de continuar con Su misión,
irónicamente la estaban destruyendo al ignorar sus principios básicos y
fundamentales. Es difícil imaginar hoy día todo el daño causado en aquel
entonces. Todo, por querer saborear migajas de espiritualidad antes de
haberlas convertido en parte de nuestra propia experiencia, como ocurría
con el Pandit de Kabir, que ansiaba ser llamado Sarbajeet.
No es algo nuevo o irregular tener puntos de vista contrapuestos; eso es
signo de salud mental. Pero, ¿Qué puede pensarse si eso mismo conduce a la
parálisis de la sagrada misión, destroza por completo la comunidad de los
aspirantes y aleja a quienes buscan el sendero y desean alcanzar las
alturas espirituales? Lo irónico de aquella situación era que cada quien
hacía cuanto podía, bueno o malo según el criterio, para ir precipitando
las cosas, pero nadie quería asumir ninguna responsabilidad y la culpa de
lo que ocurría; sagazmente, se la pasaban a los demás sin titubear. Él
Poder Negativo debió celebrar su victoria por haber logrado tanta
influencia sobre los discípulos de un Gran Maestro, y por causar una
virtual parálisis de las actividades de Su Ashram y dispersar a los hijos
de ese Ser Único. Los bienes materiales eran, muy a pesar de las palabras
del Guru, el meollo del conflicto; esto condujo a los grupos rivales a
demandarse entre sí ante los tribunales de justicia. Los miembros de la
misma familia espiritual cuidados y sostenidos por el Santo Maestro con la
sangre y sudor Suyos, se arrojaron lodo mutuamente y lucharon sin decoro
ni sentido. Y sin conocer siquiera los motivos por los que luchaban o cuál
era la verdad, entablaron litigio ante la ley y no escatimaron las armas a
su disposición para herir con ellas a quienes no compartían su propio
criterio. Yo, con sentimientos de suma aflicción, le oré a El desde el
fondo de mi corazón para que, viendo nuestra lastimosa condición, se
apareciera de manera inesperada y milagrosa entre nosotros, Sus hijos
atolondrados, y luego de reprendernos y refrenarnos, nos colocara de nuevo
por el sendero del sentido común y reviviera Su mensaje de amor entre
nosotros.
Me había invadido un sentimiento profundo de aflicción, de culpabilidad y
agitación interna y me di cuenta de lo atormentado que estaría con
nosotros el Gran Maestro y cómo iríamos a responderle si nos preguntara:
"¿Merecen más ser llamados hijos míos?", o también: "¿Es por esto que yo
he derramado mi amor y mi vida por ustedes?". Pero mis oraciones no
produjeron fruto alguno, o quizás eran vacías. Me convencí al fin de que
en vez de seguir involucrándome más, era mejor quedarme en casa y no hacer
nada más que pensar en El, ya que si El me amaba me elevaría hasta Sí
mismo y me conduciría a Su presencia, desde cualquier sitio donde
estuviera, porque ¿De qué otra manera podría un ciego como yo encontrarle?
El Sawan Ashram pasó a ser ocupado por un amado, quien a pesar de
llamársele Santo, actuaba bajo la dirección general del presidente del
Ashram, una situación incomprensible de acuerdo con la tradición de Sant
Mat, por correcto que se hubiera considerado. Muchos otros amados
comenzaron a dispensar lo que ellos llamaban "Naam" y a pronunciar
discursos. El número de embajadores del Señor se hizo considerable y si
bien esto no era nuevo y siempre ocurría después de que un Maestro
perfecto abandonaba el mundo, se volvió sumamente penoso e intolerable, al
ver lo que nosotros Sus hijos nos habíamos hecho a nosotros mismos y a Su
misión.
Las circunstancias que acabo de describir eran tan desalentadoras que la
vida se volvió intolerable. Yo suspendí la visita a todos los lugares
donde se había comenzado a hacer Satsang, después de las numerosas
divisiones de la misión. Pero antes de hacerlo, personalmente fui hasta
donde la mayoría de los amados que pensaban y decían en público que el
gran Maestro los había comisionado directa o indirectamente, para
continuar Su trabajo espiritual después de Su partida, y les hablé de
manera amorosa acerca de todos aquellos aspectos que tenían importancia en
cuanto se tratara de llevar a cabo la obra del Maestro.
Sin embargo, y por desgracia, no encontré a nadie que siquiera llegara a
aproximarse a la descripción que hacía de los Santos mi propio Guru Baba
Sawan Singh Ji Maharaj y mi guía espiritual Sant Kirpal Singh Ji Maharaj
en sus bien conocidas palabras habladas y escritas. Debo aclarar que con
el hijo físico del Maestro mantuve una relación cercana y le guardé amor y
respeto como a todos los demás que estaban tratando de llevar a cabo el
trabajo espiritual del Maestro, sin guardar resentimientos contra nadie. A
mi modo de ver lo más importante era poder ver la luz de Hazur Kirpal
operando en cualquier parte, con base en mi propio análisis de la
situación y no basado en la experiencia de los demás.
Con frecuencia había escuchado de los Grandes Maestros que primero tenía
que liberarse uno antes de tratar de liberar a los demás. Los dos Maestros
solían recalcar con firmeza que uno tenía que manifestar la Verdad dentro
del laboratorio del cuerpo humano y convertirse en un adepto, aún antes de
cantar glorias y alabanzas de Dios y, con mayor razón, antes de transferir
eso a los demás. Y quienes no habían procedido así, sino que de todas
maneras hablaban y se referían a El, estaban actuando en la oscuridad y la
ignorancia. A mí personalmente me parecía tal como lo había explicado
Maharaj Ji innumerables veces, que la palabra Sant no era ningún prefijo
ni título o distinción, ni apelativo que el mundo le confiriese a una
persona, sino una manera de dirigirse a aquellas almas benditas y
afortunadas, quienes cumpliendo las órdenes del Guru, viven
meticulosamente a la altura de Sus mandamientos y los convierten en parte
inseparable de Su vida, y actuando así lo recuerdan a El con cada una de
Sus respiraciones y se olvidan de Su propia identidad y existencia,
perdiéndose de tal manera en El, que se -convierten en el Amado mismo y
son puestos en la posición de poder decir: "Ya no soy yo, sino Cristo
quien vive en mí." Tan sólo el amado que haya alcanzado el quinto plano
espiritual y contemplado la realidad del ser y presenciado la gloria de
Dios, puede ser llamado un Santo en la terminología de Sant Mat.
No podía olvidar las palabras de los dos Grandes Maestros, cuando decían
que la vida entera de estos amados está dedicada a la Verdad; primero en
su intensa búsqueda, luego en su realización y manifestación y finalmente,
en su propagación. También yo había aprendido de los dos grandes y
elevados Seres que estas almas le asignan un valor infinito al tiempo y no
permiten siquiera que pase un segundo sin El o Su remembranza y además,
dan el mejor ejemplo en todos los campos y aspectos de la vida, ya sea en
la conducta humana, la moral, el trabajo arduo, el servicio a los demás y
el vivir espiritual. En compañía de estos seres, así sea en encuentros
casuales con ellos, uno recuerda la veleidad de la existencia humana, su
crecimiento, decadencia y destrucción y el misterio de la muerte; de tal
manera inspiran ellos a quienes están a Su alrededor, que con frecuencia
estos comienzan a entender las realidades de la vida, aún de manera
gradual, y se disponen a encontrar soluciones. Almas como estas jamás
permiten que Sus energías se dilapiden en objetivos mundanos, sino que las
utilizan únicamente para el verdadero trabajo.
Tal era el marco conceptual del ser amado que yo anhelaba encontrar luego
de la partida de Hazur Maharaj Ji: un Ser que fuera nuestro Amigo con su
nuevo abrigo, porque a mi modo de ver, un amado así sería nuestro Amigo de
la misma manera que lo fue Maharaj Ji un amigo en tiempos de necesidad, de
extrema necesidad, cuando ni la familia, ni los amigos comunes y
corrientes, ni los parientes nos serían de ayuda. Sólo un Amigo así,
podría salvarnos del aguijón de la muerte y llevarnos consigo, sin tener
que responder al Señor del Juicio y sin quedar sometidos a su dominio; en
tales circunstancias, ¿Cómo podrían testamentos y papeles servir de apoyo
a una persona para ocupar la sagrada y elevada posición de guía espiritual
y ser ese Amigo que vendría en nuestra ayuda y rescate? Este era un asunto
del alma y solamente podría convertirse en Amigo aquél que se absorbiera
en la Superalma, y no aquél que poseyera bienes mundanos y perecederos. El
atributo o la cualidad primordial de un Amigo como este, y a quien debía
considerársele como igual a nuestro Hazur Maharaj Ji, era que El debería
ser fuente de Amor, Vida y Luz, así como lo fue el Guru y así como lo
sería el discípulo que hubiera trabajado arduamente, con infinita
obediencia, abnegación y autoentrega; además El debería haberse convertido
en el océano de gracia y perdón divinos sin ayuda de ningún objeto físico
o material sino mediante la muerte en vida y la muerte en Aquel quien era
el creador y sustentador del mundo entero. Por tanto mis ojos estaban
fijos en la dirección que El mismo nos había aconsejado que siguiéramos
después de su partida, de manera que nos beneficiáramos con el fuego de Su
vida y de Su amor, sin necesidad de adoptar a alguien como nuestro Guru,
sino simplemente aprovechando la guía y la ayuda disponible de ese alguien
que estaba a la diestra del Guru y conectado con El de manera inseparable.
El problema que tenía para encontrar a un Amigo así, era mucho más
profundo de lo que imaginaban los demás y si ellos hubieran comprendido
verdaderamente mi búsqueda, quizás habrían apreciado mis esfuerzos y yo me
hubiera salvado de las acusaciones que se arrojaron sobre mí; pero por
otra parte, quizá me hubiera privado de la valiosa gracia divina que
sostuvo mi ánimo a todo lo largo de esa difícil prueba.
Estaría faltando a mis deberes y sería deshonesto conmigo mismo si no
expresara mi profunda gratitud a todos los amados quienes, deliberadamente
o no, me extendieron su mano de ayuda, arrojándome baldados de acusaciones
falsas ya que de esta manera me fortalecieron y profundizaron mi fe. En
aquellos momentos tanto mi Guru, como mi Guía Espiritual acudieron a mi
rescate y me ayudaron de manera considerable.
Durante aquel período de dificultades, también hice memoria que Sant
Kirpal Singh Ji Maharaj había sido encargado por Su Guru de celebrar
Satsang en varios sitios poco después de Su iniciación y más tarde, tras
haber alcanzado El las alturas espirituales y logrado la perfección, se le
indicó iniciar a 250 personas en el Dera de Beas, en la augusta presencia
de Su Gran Guru. Sentí que si estos dos hechos tuvieron gran importancia
en relación con el trabajo espiritual que ya se le había confiado, pero
que recaería en sus hombros más adelante, no habría razón en contra para
pensar que aquel que iba a hacer el trabajo de Sant Kirpal Singh Ji
Maharaj, no hubiera sido preparado de manera semejante, a menos que ya
alguien hubiera recibido tal perfección y dispensación desde tiempo atrás.
Sin embargo, entre las personas que yo conocía, o que la mayoría de
nosotros conocía, a mi modo de ver, nadie daba la talla de las
indicaciones generales mencionadas anteriormente y por eso continué orando
lo mejor que pude a los dos Grandes Maestros internos, pidiéndoles su
compasión y gracia para que me mostraran el camino de salida de aquella
agobiante situación.
En un asunto tan delicado e importante como éste para cada uno de los
hijos del Maestro, era necesario que cada cual procediera según su
criterio independiente y no fuera influenciado o descarriado por el
consejo, la manera de pensar y la experiencia de los demás. Además, puesto
que el Maestro felizmente nos había dejado por escrito o verbalmente Sus
palabras sobre todos los aspectos relacionados con este tema, no había
razón para pensar que procediendo con sinceridad y humildad de corazón no
pudiera uno llegar a un juicio certero, sin temor, simpatía o prevención
hacia los demás.
Yo fui uno de los desdichados que tiempo atrás, en 1948, tuve que
enfrentar una situación semejante cuando mi Gran Guru, Baba Sawan Singh Ji
Maharaj, abandonó este mundo. En aquel entonces no tuvimos mayor
dificultad ya que Baba Sawan Singh, estando aún en vida, en varias formas
nos había revelado a la familia y a otros amados que Sardar Kirpal Singh
Ji continuaría el trabajo espiritual de Maharaj Ji. Por lo demás, en
nuestra familia mi respetada madre y muchos otros miembros habían visto y
experimentado ya internamente, por medio de la gracia del Poder del Guru,
la magnitud de la grandeza espiritual de Kirpal Singh y no tenían dudas al
respecto. Compartimos con la gran mayoría de nuestros hermanos en la fe,
la pérdida enorme ocasionada por la muerte de nuestro glorioso Guru, pero
en nuestro caso y contrario a la mayoría de los discípulos de Baba Sawan,
fuimos afortunados de estar en contacto con Sant Kirpal Singh Ji y de
recibir solaz y consuelo en Su compañía, lo cual aligeró el peso de
nuestra carga.
Las condiciones que existían en el momento de la partida de Sant Kirpal
Singh Ji eran, sin embargo, bastante diferentes y el desconcierto fue aún
mayor, ya que no se vislumbraba en los alrededores una personalidad
calmada y divina, mucho menos alguien que fuera como el Maestro; tampoco
podíamos obtener de nadie los ratos de amor y vida que solíamos obtener
del Maestro. La mente, siempre vagando e inquieta, tampoco parecía obtener
calma ni siquiera por un momento, en la presencia de ningún amado, como
solía experimentarla en la sagrada presencia del Maestro. Habiéndose
vuelto la existencia sin sabor y sin vida, todo deseo de acudir a los
lugares donde se celebraba Satsang desapareció y me sentí inclinado a
permanecer en casa, sin reunirme con nadie ni ir a ninguna parte, tan sólo
escuchando las pocas grabaciones que tenía disponibles; sin embargo, no me
sentía indispuesto contra nadie, y sólo guardaba respeto y consideración
por todos los amados que se decía estaban haciendo el trabajo del Maestro.
¿Cómo podría yo tener resentimientos contra alguien? Cada uno hacía lo que
consideraba propio y adecuado y no era asunto de mi incumbencia; si estaba
de acuerdo con algo, prestaba mis servicios; y si no, me mantenía alejado
pero sin tener malos sentimientos. Sin embargo, para algunos el asunto
crucial era de por qué yo me mantenía alejado, por qué no confiaba en
ellos y no les prestaba ayuda y apoyo así como había tenido la oportunidad
y fortuna de hacerlo en muchos asuntos materiales. Si bien esto era lo
fundamental en su manera de pensar, fue en verdad una lástima que ningún
amado hubiera tratado de averiguar lo que yo buscaba y lo que tenía en mi
mente, lo cual me inducía a mantenerme alejado del bullicio. En aquellos
días resonaban en mi mente las palabras del Maestro acerca de "un amigo en
su nuevo abrigo", y solía leer los capítulos referentes al "Guru" en el
Gurmat Siddhant, donde El explicaba ampliamente lo que era ese amigo en Su
nuevo abrigo, Sus atributos, Sus cualidades, lo que debería haber hecho
con Su vida y lo que serían sus prioridades y las metas que tendría que
haber logrado antes de que se le pudiera tener en cuenta para el trabajo
divino.
No vacilo en admitir que, contrario a lo que muchos amados hicieron, yo no
estuve en la búsqueda del "sucesor del Maestro", ni de nadie que exhibiera
papeles y documentos para probarlo. Estaba siguiendo las palabras de mi
propio Guru en la búsqueda de un amado que me conectara con El, que fuera
capaz de llegar hasta El a voluntad y que lo estuviera haciendo
diariamente, que se preocupara por el Guru y no por Deras y posesiones y
que nos conectara con nuestro Guru y no consigo mismo. Y en ningún momento
dejé de recordar que mi guía espiritual no se preocupó ni por las cosas
materiales del Dera de Beas, ni por lo que la gente del mundo decía acerca
de El, y nunca se trabó en disputas o litigios, sino que continuó
trabajando sobre la base de las palabras de su propio Guru, sin temores y
en la mejor medida de Su capacidad.
LA LLEGADA DE AJAIB
Mientras mi vida transcurría en el estado de ánimo que he descrito, un
domingo de la primera semana de agosto de 1976, habiendo concluido ya mi
desayuno y leído los periódicos del día, mi mente se sentía vacía, y
repentinamente se me ocurrió asistir al Satsang de Tilak Nagar en Delhi
donde Sardar Darshan Singh, el hijo físico del maestro, llevaba a cabo el
trabajo espiritual después que se suspendieron las actividades del Sawan
Ashram. Con él había tenido yo una estrecha amistad de toda la vida,
además de ser un pariente lejano, y siempre lo había respetado como a un
hermano mayor. Conversé acerca de esto con mi esposa a quien le parecía
que ya era demasiado tarde y que el Satsang habría acabado cuando
llegáramos al lugar y además, en vista de que nosotros no estábamos
asistiendo a ningún otro sitio, nuestra visita pudiera originar efectos
indeseados en el ambiente general, el que había venido mejorando algo
después que se superaron las tormentas en las que todos tuvimos que sufrir
considerablemente; por lo tanto, parecía indicado obrar con prudencia y no
llevar a cabo esta idea. Sin embargo, el impulso que sentía era muy firme
y fuerte y guiado así por mi intuición, salí de mi casa solo y a los pocos
minutos de mi llegada a Tilak Nagar el Satsang concluyó. Inmediatamente
que se hubo dispersado la congregación me encontré con un iniciado de
Hazur Maharaj Ji, quien me preguntó si ya había conocido a Sardar Ajaib
Singh Ji, quien a la razón se encontraba en Delhi. Al informarle que no lo
había conocido y preguntarle detalles sobre el sitio donde se encontraba,
él me indicó que hablara con otro iniciado de Hazur Maharaj Ji quien era
un respetado y buen amigo de muchos años y quien ya había ido a ver a
Sardar Ajaib Singh Ji, había visitado Su Ashram en la zona del Rajastán y
también conocía Su dirección en Delhi. Al tomar contacto con él pude
establecer que efectivamente él ya había estado en el Rajastán, se había
reunido allí con Sardar Ajaib Singh Ji y también lo había hecho en Delhi y
además, me indicó el sitio donde se alojaba Ajaib Singh en Delhi.
Insistí de nuevo preguntándole a mi amigo lo que pensaba de Sardar Ajaib
Singh Ji y él me respondió que le parecía una persona muy santa que había
realizado mucha meditación y que era muy humilde y de una radiante y
atractiva personalidad. Esto me produjo de inmediato gran ansiedad por
conocerlo e ir a cerciorarme personalmente. Sin embargo, me vi detenido
por una cosa y otra hasta que se hizo muy tarde; después de llegar a mi
casa le conté a mi esposa los detalles que había obtenido y luego de una
breve y rápida comida, los dos salimos hacia G-28 Bali Nagar donde estaba
hospedado Sardar Ajaib Singh y llegamos hacia las nueve y treinta de la
noche. Subimos hasta la terraza y lo encontramos sentado sobre una cama de
yute tejido y nos presentamos diciéndole que éramos iniciados de Baba
Sawan Singh Ji Maharaj y que había tenido la gran fortuna de pasar la
mejor parte de nuestras vidas a los pies de Sant Kirpal Singh Ji Maharaj.
El nos recibió muy amorosamente y nos preguntó cómo estábamos. Nosotros
dimos comienzo a la conversación preguntándole cómo había tomado contacto
con Hazur Maharaj Ji y cuándo había sido iniciado. Como contestación, él
exhaló un profundo suspiro y dijo que siendo un ciego espiritual estaba
más allá de su capacidad intelectual y sabiduría acercarse a los pies del
Supremo Padre Kirpal, ya que había sido Kirpal, El Señor de compasión,
quien teniendo piedad y misericordia de El y de su alma, lo encontró en el
desierto del Rajastán, atrajo a este ser tan bajo a Sus pies y le mostró
el valor real del cuerpo humano. Que fue por la gracia y bondad del Señor
Kirpal que El pudo encontrar al Señor de los Señores, de quien su alma
había estado separada por milenios; y que precisamente por esto, era que
El cantaba incesantemente las glorias del bondadoso Emperador Kirpal ya
que El lo era todo, Dios, Wahe Guru, Ram, Rahim, Radhaswami y que había
sido El quien lo había rescatado de las garras de Kal, el poder negativo,
y que por esto El proclamaba con frecuencia con toda su voz: "Kirpal está
en el agua, Kirpal está en la tierra, Kirpal es quien existe y tan sólo El
existirá." El también nos expresó que cuando algunos de sus parientes
hablaron en contra de Maharaj Ji, El les expresó lo que pensaba y les
pidió que no volvieran a decir eso, y agregó: "por venerar a Kirpal Singh
innumerables pecadores se han liberado; Ajaib dice que el refugio y la
protección de Kirpal Singh nunca deben abandonarse."
Su respuesta nos causó mucho interés y me dio la impresión de que era de
corazón a corazón, de alma a alma, y provenía de alguien que había tenido
alguna experiencia con la Verdad y que hablaba de Su experiencia personal
y no de teorías. El nos contó además, que Maharaj Ji había visitado Su
Ashram en Kunichuk, distrito de Sri Ganga Nagar, y por Su voluntad había
atraído hasta Su regazo Su alma que había estado anhelante de El desde
tiempos inmemoriales, y derramando sobre ella Su amor, luz y vida, la
había liberado.
Con respecto a una segunda pregunta nuestra sobre lo que deberían hacer
Sus devotos después de que El había decidido alejarse físicamente expresó:
"¿Qué otra cosa puede hacer un discípulo después de la partida del Guru,
salvo recordarle cada minuto, cada segundo y con cada respiración de su
vida, de manera que se pierda en Su remembranza y amor, borre su propia
identidad y comience nueva vida en El? Si comenzamos a actuar así,
¿Olvidaremos acaso que El nos ha ordenado respetarnos y reconocernos
mutuamente, ayudarnos los unos a los otros en necesidades y dificultades y
no pensar jamás adversamente de nadie, mucho menos de nuestros propios
condiscípulos? Al amarlo a El y a Sus hijos perdonaremos y olvidaremos el
pasado y pasaremos nuestro tiempo en Su sagrada remembranza, y así
comprenderemos que El no se ha marchado a ningún sitio, que El está
siempre presente delante de nosotros y a la espera de que vayamos hacia
El."
El dijo además que Baba Sawan Singh Ji Maharaj solía mencionar que una vez
iniciadas las almas, el Guru jamás se olvida del discípulo, pero ¿Qué
podrá hacer el Guru si el discípulo jamás se interesa, ni siquiera un
instante, en dirigir su cara y su atención hacia el Guru?
Como respuesta a algunas otras preguntas llegamos a enterarnos que El
pertenecía a una familia respetada y de buena posición y había abandonado
muchas de sus grandes posesiones y propiedades para ir en busca de la
Verdad; que El era un Brahmachari desde su nacimiento, no tenía educación
formal, pero conocía el idioma Gurmukhi y había leído el sagrado Granth
Sahib en muchas ocasiones y conocía muy bien las enseñanzas universales
allí contenidas, ya que sus padres eran también grandes devotos; nos
enteramos de que El podía leer y escribir el idioma indio y que tenía
excelente conocimiento de las enseñanzas de los Santos, Mahatmas y
Bhagats; que tenía un profundo conocimiento de la literatura espiritual y
había compuesto un gran número de poemas y versos en amor y alabanza de
Aquel a quien había buscado por tanto tiempo y finalmente había visto en
Su gloria; sin embargo, El nos dijo específicamente y sin vacilaciones que
no había leído los libros de Maharaj Ji escritos en idioma Urdu o en
inglés, sino que estaba bien versado con el libro del cuerpo humano y se
sentiría muy complacido si alguien le preguntara acerca de él, ya que
leyendo ese libro todo lo demás quedaba leído.
Y luego de continuar con algunas preguntas y de obtener Sus respuestas,
tuvimos la sensación de que El tenía la facilidad para presentar los
hechos de una manera directa; y daba la impresión de que habiendo
presenciado la Verdad, podía presentarla en palabras sencillas, con una
belleza y claridad propias. Debo decir cándidamente que era la primera vez
después de la muerte del Gran Maestro, que encontrábamos a alguien capaz
de hablar tan dulce, profunda, convincente y seriamente y nos parecía que
la Verdad no se había perdido, que aquí había un ser querido y noble en
cuya compañía uno sentía el impacto de Su vida y personalidad. Así la
memoria de los dos Grandes Maestros con quienes habíamos estado en
contacto en el pasado, revivía de manera tan fresca, al punto que nos
sentimos felices, satisfechos y deseosos de seguir conversando más tiempo
y seguir escuchando acerca de esos dos Grandes Seres, porque prácticamente
cada frase que El pronunciaba guardaba relación con aquellas dos Almas
Maestras con quienes habíamos estado conectados.
En el curso de la conversación, El nos comentó que cuando Maharaj Ji lo
había ido a encontrar al Rajasthán había recibido de El infinito amor y
afecto, aquello por lo cual su alma había viajado errante de un nacimiento
a otro; luego subió con Maharaj Ji hasta el último piso del Ashram de
Kunichuk y allí El pidió que le mostrara el lugar donde vivía y también
los límites del Ashram. Se trataba de una gran edificación de tres pisos,
poco usual en aquella parte del país, pero el Señor subió aunque con gran
dificultad, por la escalera que llevaba hasta el piso superior, y luego de
examinar detenidamente aquellas propiedades, dijo estar muy complacido de
ver todo eso, pero que amorosamente le aconsejaba abandonarlo tal como
estaba y sin llevarse nada; ni siquiera el ganado, que debería ser
repartido sin costo alguno entre los hijos e hijas de la gente que
habitaba la región.
El Gran Maestro le contó además, que El había organizado y tomado parte en
un sin número de reuniones y conferencias, pero no quería que Sardar Ajaib
Singh asistiera a ninguna de ellas, ni siquiera que fuera hasta Delhi a
verlo, sino que debería meditar en forma continua en el cuartico
subterráneo de la aldea 16 PS y que si era necesario, El mismo vendría a
verlo. Siguiendo éstas órdenes, los siguientes cinco años los había pasado
en práctica intensa de la meditación espiritual.
Maharaj Ji acudió a darle Su darshan en varias oportunidades. También dijo
que en una ocasión, luego de que habían transcurrido tres días
consecutivos sin que saliera de Su refugio subterráneo, el sevadar que lo
atendía comenzó a angustiarse y a temer que hubiese muerto allí dentro, ya
que según sus instrucciones no le estaba permitido entrar y así verificar
si todavía vivía o no. Sorpresivamente se presentó Maharaj Ji y
descendiendo de Su carro consoló al sevadar y le pidió que le llevara por
las escaleras que conducían hasta donde estaba Su hijo, Sant Ji. El
sevadar le rogó que no fuera hasta allá ya que bajar al subterráneo era
muy difícil; pero El luego de recitar el siguiente verso en idioma Punjabi
entró:
Vamos, Oh amigos, vamos hasta el campo de batalla
donde los amantes suben a la horca.
Y mientras van subiendo, se sienten dichosos
e indiferentes a la muerte.
Maharaj Ji tocó en la frente a Sant Ji y atrajo Su atención hacia el
cuerpo y luego averiguó de manera amorosa cómo estaba su salud. Cuando
Sardar Ajaib Singh Ji nos contaba este incidente, decía que el Guru,
infalible como es, siempre recuerda a quienes hace sentar en meditación y
cuida por completo de ellos valiéndose de los medios que considera
apropiados; pero quienes están más próximos a El no conocen Su verdadera
gloria y grandeza y lo perciben siempre de una manera mundana.
Explicando más este punto, El mencionó que en pos de su meta no tuvo
ninguna dificultad para abandonar las cuantiosas propiedades de su familia
y vivir una vida próxima a la renunciación, después que hubo encontrado a
su primer Guru, Baba Bishan Das Ji de la secta Nirmala Udasi, quien lo
inició parcialmente en la ciencia del Surat Shabda Yoga, con el
conocimiento de los dos primeros nombres espirituales y las dos primeras
regiones espirituales que hasta entonces poseía. El le ordenó que se
dedicara a meditar por completo llevando una vida sencilla, de pureza y
piedad. Sant Ji nos dijo que desde su niñez, El había tenido la sensación
de llevar algo dentro de El, como también un gran impulso y deseo de
obtener la Verdad, y aunque sus padres le facilitaron todas las
comodidades de la vida, que no tenía mucha gente, El no se sentía atraído
por ellas y en vez de dormir en una cama cómoda, solía dormir en el piso
sobre sacos de yute, a pesar de los regaños y, algunas veces, los castigos
de sus padres, para que desistiera de ese hábito; ellos solían preguntar
por qué un niño como él habría de ocuparse de venerar a Dios, si eso era
exclusivamente ocupación de los mayores como ellos.
Cuando llegó a la edad de los diez o doce años, empezó a decirles a sus
padres que no iba a depender de la propiedad ni de las posesiones de
ellos, sino que se ganaría su propio sustento. Unos años más tarde, fue
llamado a filas en el ejército durante la Segunda Guerra mundial y visitó
Alemania y Gran Bretaña, y salvo algún dinero para gastos personales,
todos Sus ingresos iban a los pies de Su Guru, quien también tenía su
propia manera independiente de ganarse la vida, por lo cual utilizaba lo
que donaba Sardar Ajaib Singh para el beneficio público y la sagrada
causa. Al terminar Sus deberes con el ejército, se dirigió al Rajastán
siguiendo órdenes de Su Guru y compró tierras aptas para la agricultura,
con las cuales se ganaba la vida mientras pasaba gran parte de Su tiempo
en meditación; muchas personas empezaron a acudir a El y como resultado
empezó a proporcionarles comida gratis, alojamiento y las necesidades
básicas de vida a aquellos que deseaban dedicar tiempo a la meditación,
para que pudieran hacerlo libres de preocupaciones; de esta manera llegó a
acumular gradualmente los equipos necesarios, edificaciones y otras
facilidades de vida para atender a miles de personas a la vez. El nos
contó que quizás en ese momento en Su mente todavía abrigaba deseos de
poseer propiedades y que por eso Maharaj Kirpal lo hizo abandonarlas y
dedicarse de tiempo completo a la meditación. El nos dijo que el Guru
conoce lo desconocido y lo que El decide, es lo mejor y lo más correcto
para el discípulo, pero la mente interpone dudas y preguntas y no permite
a la persona aceptar las órdenes del Guru, El dijo que Su propia mente
pareció alzar su cabeza en rebelión, pero que El había dialogado
calmadamente con ella y le había dicho que si El fuese a morir en el
momento siguiente, aquellas propiedades no se irían con El y tendrían que
quedarse en este mundo; seguidamente entendió que si por lo menos
abandonaba todo siguiendo las órdenes de Su sabio Guru, tendría la
satisfacción y consuelo de que había sido capaz de obedecer las órdenes de
Su Guru. Esto convenció a Su mente y de esta manera fue capaz de abandonar
la propiedad gustosamente y a voluntad, en cumplimiento de las órdenes de
Su Guru.
Extendiéndose sobre este punto, El dijo que el Guru era el más sabio de
los sabios y que El conoce en dónde yace el interés de un alma en
crecimiento y cómo animarla para que pueda avanzar por el sendero interno
y pueda alcanzar su destino en el curso del tiempo; que el Guru no era
injusto y que si bien, de una parte, le ordena a los amados hacer algo, de
otra parte, El recompensa con las más elevadas posiciones a aquellos que
le obedecen ciento por ciento.
El dijo también que el Guru siempre está complacido con aquel discípulo
que le obedece completamente, que le entrega su ser por entero y que
penetra el velo de la mente, materia, orgullo y ego interpuestos entre el
discípulo y el todopoderoso Guru, mediante la práctica de Sus palabras y
llevando a cabo meticulosamente lo que El indica; y que solamente un
discípulo así recibe Su complacencia y aprobación, se convierte en el hijo
más amado y obtiene la más distinguida posición; y que este es un proceso
gradual en el que los esfuerzos y el éxito se corresponden como el guante
y la mano y por el que se va caminando gradualmente hasta la cumbre, con
el resultado de que uno va formándose en el molde del Guru, tiñéndose del
color del Guru y convirtiéndose en parte de El; y aún más, convirtiéndose
en el Guru mismo en el curso del tiempo. El nos comentó que la envidia es
una terrible debilidad humana y afecta en particular a quienes carecen de
algo y evitan trabajar con empeño. Los amados discípulos que se vuelven
obedientes, no se preocupan por nada salvo las órdenes del Guru y para
ellos, el Guru es el poder más elevado y depositando completa y totalmente
su fe en El, proceden con las tareas que les han sido asignadas, sin mirar
a la derecha o a la izquierda y sin cuestionar las órdenes en lo más
mínimo; y si el hijo discípulo procede de esta manera, no hay nada que el
Guru le mantenga reservado. Pero desafortunadamente, ocurre que los amados
padecen la subyugación de la mente y la materia, se dejan arrastrar por
los órganos de los sentidos y caen bajo el dominio del orgullo, el ego y
las posesiones materiales y así no pueden soportar el viaje espiritual y
mucho menos culminarlo; porque como están sujetos a los bajos deseos y
aspiraciones mundanas, se alejan del Guru, de Su tesoro del Naam y de la
meditación; no vacilan en abrigar dudas sobre Su eficacia y Su efectividad
y comienzan a pensar que el trabajo del Guru puede ser confiado a
cualquiera, aún a aquellos que no han meditado jamás ni le han obedecido a
El religiosa y devotamente, olvidándose de que uno debe sentir el anhelo
antes de pedir y trabajar muy arduamente antes de merecer algo.
El mencionó que Hazur Maharaj Ji solía decir que este sendero está lleno
de grandes dificultades y privaciones y se requiere de un espíritu de gran
sacrificio y entrega, de coraje, convicción y valentía y por tanto, ¿Cómo
podrían realizarlo aquellos que suelen evadir el trabajo? Uno tiene que
enfrentarse a una mente fiera como un león, a la vergüenza y el escarnio
públicos que son grandes como montañas y a los órganos de los sentidos,
astutos como zorras; este es un sendero en el que hay que oponérseles
valientemente al sueño, al apetito desmesurado, a las pasiones y las
propiedades materiales y en el que hay que sublimar el orgullo y el ego y
controlar y apaciguar la mente, antes de lograr el éxito. Pero lo más
sorprendente era ver que entre todos aquellos que no obedecían las más
ínfimas órdenes del Guru, había quienes aspiraban a ocupar Su puesto y
afirmaban haber sido encargados de la misión espiritual por el Guru, sin
haber mirado dentro de sí mismos y conocer lo que ellos eran
espiritualmente. El dijo que este era un fenómeno lamentable y que
causaría daño inmenso a Sant Mat. Dijo además, que los Santos jamás se
refieren a lugares específicos sino que hablan en términos generales y
sienten pesar por el deterioro de las cosas espirituales; y que para los
Santos, cada quien es muy amado y es uno de los suyos.
El expresó que aquellos amados para quienes es "Dios primero y después el
mundo", llevan una vida diametralmente diferente de la que lleva el común
de la gente, porque para ellos el Guru es el Dios más elevado y nadie más
grande que El; y porque Sus palabras no son sólo afirmaciones vacías sino
una parte de Su vida, una forma de vivir, la lección más importante e
inolvidable de la vida y que debe aprenderse no con palabras sino con
hechos, de manera que uno no la olvide jamás, ya que solamente cuando esta
lección se convierte en parte de la vida propia, podemos seguir las
huellas del Guru Ramdas y decir que el Guru es el único que tiene un
intelecto sereno y estable y que si El recibiera órdenes del Guru de hacer
plataformas de arena durante toda su vida, complacidamente lo haría.
El dijo que amados como estos observan las órdenes del Guru por sobre todo
lo demás y no se preocupan por aquellos que hablan en su contra, porque el
Guru lo dice claramente y en términos inequívocos, que si los malos no
abandonan el mal ¿Por qué los buenos habrían de abandonar el bien? Y los
amados que emplean su tiempo y energía reclamando derechos o
estableciéndolos con ayuda de testimonios y afirmaciones de los demás, sin
haber visto ellos mismos la Verdad y la Realidad, desgraciadamente no
pueden soportar ver a los otros amados aunque reciben de ellos la
consideración y respeto debidos, se entregan a la crítica y a la censura.
El recordó un incidente de la historia Sikh en el que Baba Sri Chand, el
hijo mayor del Guru Nanak, fue a ver al cuarto Guru y le preguntó por qué
se había dejado crecer la barba tan larga. El Guru Ramdas con toda la
humildad y mansedumbre de que estaba saturado, contestó que se había
olvidado de limpiar con ella los zapatos de Sri Chand pero que con ese
propósito la había dejado crecer; a lo cual Sri Chand expresó que debido a
esta clase de humildad se había apoderado del tesoro espiritual de su
padre y les había negado y robado a ellos, sus hijos, sus justos derechos.
Así mismo, un hijo del Guru Arjan fue a visitar al Guru Amardas y al
encontrarlo pronunciando un discurso lo insultó y lo pateó. El tercer Guru
respondió que sentía mucho pesar de que Su cuerpo siendo ya tan viejo y
esquelético, le hubiera causado dolor al visitante, le pidió perdón y le
dio todo cuanto tenía. Sant Ji dijo que esta era la clase de humildad y
mansedumbre de las almas santas y elevadas que ocupaban el lugar del Guru
bajo Sus órdenes y que, al cabo del tiempo, elevándose etapa por etapa,
también llevaban a cabo Su misión y Su mensaje de una manera humilde,
tierna y sincera.
Sardar Ajaib Singh nos dijo que los amados que llegan a Sach Khand, la
región de eterna paz y bienaventuranza, rebosan de humildad y mansedumbre
y se pierden tanto en El que ven en cada ser humano Su creación y los aman
en Su nombre, sin preocuparse jamás por posesiones o poderes del mundo ni
pensando mal de nadie, porque para ellos dejan de existir las diferencias
de alto o bajo, amigo o enemigo, y ven al Poder que trabaja en cada ser
consciente y no consciente y conocen perfectamente bien cuan grande es la
corona de espinas de la posición de Guru y jamás sueñan con acercarse a
ella; pero como es el Guru quien les ordena realizar este trabajo no
pueden negarse con su Señor y tienen que aceptarlo. El dijo que el Guru no
acepta un centavo de los discípulos para uso personal suyo y por el
contrario, El es el dador más grande en este mundo y cuando alguien está
en capacidad de darle su corazón o su alma, entonces lo que El hace por el
discípulo es darle la más elevada posición.
El dijo que sin haber visto el tesoro interno de la riqueza enorme del
Guru, no podemos comprender verdaderamente la importancia de las palabras
de los Maestros; y que en la casa del Guru no hace falta absolutamente
nada. Pero el mayor interrogantes es: "¿Dónde están los seres receptivos?"
Porque Baba Sawan Singh Ji Maharaj distribuyó el tesoro de la divinidad
por cerca de 45 años y ¿Cuántos fueron los que se acercaron a recibir de
El? Y así mismo, el misericordioso Señor Kirpal se entregó a los demás por
más de 26 años pero, ¿Hubo acaso muchos que fueran receptivos? Si uno
pudiera volverse receptivo solamente con decirlo no sería muy difícil;
pero como el Poder del Guru lo considera a uno apto para recibir tan sólo
después de haber atravesado un proceso de transformación personal, el
número de seres receptivos ha sido siempre mínimo.
Las circunstancias que surgieron a raíz de la muerte de Sant Kirpal Singh
Ji Maharaj también fueron motivo de nuestra conversación y Sardar Ajaib
Singh Ji me preguntó si los miembros del Comité de Administración del
Sawan Ashram, del cual yo formaba parte, llevaba el diario espiritual que
había sido prescrito para los discípulos y al manifestarle que ninguno de
ellos lo hacía, hizo los siguientes comentarios:
"Es una gran lástima que los amados que no captaron la importancia de
cumplir uno de Sus mandamientos relativamente más fácil, como era llevar
un diario, hayan pretendido conocer Sus deseos y estar actuando en Su
nombre como si El no hubiera sabido de Su partida y no se hubiera
preocupado de hacer los arreglos para que continuara Su obra. Siendo que
El lo conocía todo, pasado, presente y futuro, ¿Por qué no hizo El los
arreglos necesarios para que Su trabajo pudiera continuar después de El,
sin confusión y caos? El obstáculo principal en este proceso era la gente
que lo rodeaba y vivía cerca de El. ¿Qué era lo que ellos perseguían: a
El, o a ellos mismos? ¿Había alguno entre los que lo rodeaban, Sus amados
y elegidos, que verdaderamente estaba tras de El? ¿Dónde está el amado
que, habiéndolo buscado toda su vida, le obedeció sin vacilar, se entregó
a El completamente y en el proceso se sacrificó a sí mismo? Porque sin
todo esto nosotros continuaremos apegados a nuestras familias y a nuestros
hijos, a nuestros parientes y propiedades, y viviremos en el orgullo y el
ego de manera tan irremediable, que aún hallándonos cerca de El o en Sus
alrededores, en realidad estaremos muy alejados de El." "¿Qué piensa de
Sant Mat? ¿Cree usted que se pueden ignorar sus principios básicos y
esenciales y todavía ascender la escalera de la espiritualidad, o
convertirse en Su hijo amado sin entrega ni obediencia? ¿Se ha manifestado
El alguna vez a quienes no hayan desocupado su corazón de las cosas del
mundo? Y si El se niega a manifestarse mientras uno no brille en pureza y
devoción, ¿Cómo imaginar que El se manifestará en corazones tan impuros y
los hará instrumentos para propagación de Su mensaje y cumplimiento de Su
misión? ¿Le permite Sant Mat a los seguidores de un Maestro Perfecto
hablar mal intencionadamente y hacer propaganda en contra de los demás,
dando una imagen negra y actuando en su contra tan desconsideradamente y
hasta el grado de afectar el nombre del Maestro y Su misión? Que Dios
ayude a un grupo de discípulos que actúa así o que permite a otros
hacerlo, porque esto equivale a deshacer lo que los Maestros Perfectos han
venido a hacer y lesiona la raíz misma de la misión." "¡Cuan poco sabemos
acerca de la meditación, sobre lo cual nuestro Maestro hizo tanto énfasis
en el curso de Su vida! ¿Es acaso un ejercicio árido y monótono limitado a
sentarse con las piernas cruzadas y sin un toque de simpatía y sentido de
compañerismo? Si no es así, entonces todo lo que hemos hecho desde Su
partida es un obstáculo. ¿Qué resultados arrojará nuestra meditación si no
la humedecemos constantemente con las lágrimas de Su amor y no buscamos Su
gracia y Su perdón por toda la maldad que penetró en nuestros
pensamientos, palabras y obras, y en cada uno de los rincones de nuestra
mente y nuestro corazón? ¿Nos hemos detenido a reflexionar sobre lo que
nos hicimos unos a otros a sólo unos días de que El abandonara el mundo,
en nuestro celo y ansiedad por llevar a cabo Su trabajo? Habiendo visto la
manera innoble como nos comportamos y el lodo y la suciedad que nos
arrojamos unos a otros, ¿Se volverá El a presentar ante nosotros? No lo
hará hasta tanto no nos arrepintamos, de tal manera que la suciedad que
penetró en las partículas de nuestro cuerpo pueda salir de allí y éste
quede apto para que El se manifieste y nos rescate del dilema de la vida.
¿Ustedes sí creen que por nuestra conducta, por nuestro carácter y
condición, merecemos ser llamados Sus hijos y miembros de Su familia
espiritual? ¿Volverá a abrirnos la puerta aquél poder interno que El
siempre nos decía era infalible e incapaz de cometer errores, por más
avanzados, amados y cercanos a El que nos consideremos, a no ser que nos
corrijamos y ante El imploremos Su perdón para que así El, conmovido por
nuestra súplica, quizá se apiade de nosotros y nos conceda Su
misericordia, ya que El es todo perdón y cuando un ser tan enaltecido y
santo como lo es Nuestro Padre, nos ve aturdidos y quejumbrosos, se
compadece por nosotros?. Y en cuanto El se compadezca, seremos perdonados.
El proceso del retorno comenzará cuando empecemos a aceptar nuestros
errores en privado y en público, y dirigiendo nuestra atención a El
imploremos con todo fervor y dulzura, hasta obtener Su perdón."
Lo que Sardar Ajaib Singh nos había dicho nos conmovió y penetró hasta lo
más profundo de nuestros corazones de manera inmediata. Nos estaba
amonestando y censurando de la misma forma suave y firme como solía
hacerlo nuestro guía espiritual Sant Kirpal Singh Ji Maharaj, y nos daba
Su gracia y afecto en igual forma. Lo que nos decía era claro y correcto y
llevaba el sello de la experiencia personal, además de que estaba
expresado en palabras sencillas y delicadas, inspiradoras y estimulantes,
aunque a veces fueran amargas, por cuanto es difícil aceptar las
debilidades personales y los propios errores, en especial cuando otra
persona nos los señala.
Disfrutamos inmensamente cada minuto con El y cada palabra que pronunció.
La felicidad y alegría que derivamos de Su conversación y Su presencia no
era superficial sino algo que fue duradero. En verdad, idéntico a lo que
solíamos recibir de los dos grandes Maestros de excelencia a cuyo refugio
habíamos acudido en el pasado, por obra de la fuerza de atracción que
ellos ejercieron. Con la satisfacción recibida empezó a disminuir nuestra
agonía y sentimos haber obtenido algo a lo cual estábamos acostumbrados
desde temprana edad, pero que habíamos perdido desde la partida del
Maestro y ahora, por el intervalo de tiempo transcurrido desde entonces,
nos parecía incomparablemente fresco y fragante. Nuestro primer encuentro
se prolongó hasta tempranas horas del día siguiente cuando hacia las tres
de la mañana y un poco contra nuestra voluntad, consideramos prudente no
perturbarlo por más tiempo y nos retiramos ofreciéndole disculpas. El no
presentaba señales de cansancio ni fatiga, y expresó su agradecimiento al
Supremo Padre Kirpal por haber arreglado este encuentro, diciéndonos de
manera muy amorosa que podíamos volver a visitarlo cuando fuera posible y
que sería un gran placer reunimos para hablar acerca del Gran Maestro.
De regreso a nuestra casa conversamos sobre los temas tratados y
reflexionamos sobre ellos con la impresión de que lo dicho por nuestro
amigo acerca de Sardar Ajaib Singh Ji, había resultado acertado y veraz.
Además nuestra propia impresión era que, si bien El no poseía mucha
ilustración -o como algunos discípulos ignorantes se inclinarían a decir,
era "iletrado"- sí estaba lleno de sabiduría y perfección innatas y cada
palabra que pronunciaba iba cargada de significado y convicción ya que
salía de lo profundo de Su corazón y llegaba al nuestro. (Sant Ji, por
supuesto, no es ningún iletrado; lee muy bien los idiomas punjabi e indio
y es tan "iletrado" como un americano que sólo lee en francés e inglés)
Nos parecía que habiendo mantenido El a todo lo largo de Su vida, un
ardiente deseo de encontrar a Dios, y habiendo meditado resueltamente para
lograrlo, daba la mayor importancia a la meditación. Nuestra conversación
había quedado en suspenso después de que El expresó que todo el daño
causado a la misión de Hazur Maharaj Ji desde Su partida física, había
sido como resultado de nuestra falta de meditación y el único camino de
salida entonces del actual desorden, era únicamente a través de la
meditación. Según El, nuestro indigno comportamiento y conducta
irresponsable, nuestra absoluta desatención a las enseñanzas del Maestro y
abierta desobediencia a Sus mandamientos, habían sido producto de nuestra
negligencia al no dedicar tiempo y atención a la meditación Y habiéndose
causado un daño irreparable a Su misión y Su mensaje, debíamos meditar con
empeño y sin preocuparnos de las demás cosas si queríamos obtener perdón y
queríamos que El habitase dentro de nosotros, porque salvo la meditación
no había otro remedio para nuestra aflicción.
Sus palabras refrescaron nuestros corazones y sus miradas apaciguaron
nuestras almas y espíritus. Pero, ¿Qué sucedía con nuestra mente, la
embaucadora que nunca está inactiva y realiza su trabajo con suma
habilidad? ¿Quién dispone de los recursos para descarriar aún a los más
talentosos? La mente desempeñó su papel y nos planteó las siguientes
preguntas: ¿Quién es este caballero que ni siquiera es conocido entre la
gente próxima a la sede del poder espiritual y sin embargo nos aconseja
como nuestro Guru, y quien además habla en exceso de la meditación y lo
hace notar? Aun si hubiese meditado arduamente, ¿No está quizá tratando de
impresionarnos con ello? ¿Por qué menosprecia el valor de los libros y el
conocimiento del mundo, si nuestro propio Guru Baba Sawan Singh Ji y
nuestro guía, Sant Kirpal Singh Ji, habían leído tantas cosas y adquirido
conocimientos del mundo? ¿Por qué habría de contarnos el tamaño de la
propiedad de sus padres y su acto de desprendimiento de ella? ¿Por qué
habría de expresar que nuestro Señor Todopoderoso fue a encontrarlo
personalmente? ¿No es esto alabanza personal y ego? ¿Por qué habría de
mencionar con tanto dolor lo que hizo después de la partida de nuestro
Guru? Las debilidades humanas siempre se han aprovechado de la gente y
aunque es cierto que tuvimos la culpa, al hablar en términos tan enérgicos
sobre nuestra situación ¿No está quizá subvalorando El mismo la misión del
Gran Maestro? Y finalmente, ¿Qué impacto podrá tener El sobre el mundo
intelectual o sobre los seguidores occidentales del Maestro, si no puede
leer en inglés, ni escribir ni hablar ese idioma?"
Estos pensamientos continuaron agitándose en nuestra mente y mientras
rumiábamos todo aquello que había surgido en el curso de nuestra larga
conversación, la mente jugaba un doble papel: mientras una parte de ella
utilizaba sus habilidades en interponer dudas y temores, otra parte, la
mejor, nos hacía recordar que Su rostro y Su frente eran luminosos, Sus
ojos brillaban y Sus gestos estaban cargados de dulzura; Sus palabras eran
simples y tiernas, Su forma de pensar amplia y directa y Su presentación
del tema era convincente. Lo que El decía no era teoría sino algo vivido y
practicado y lo que pedía de nosotros no era más que confianza absoluta y
sin reservas en nuestro Guru. Según El, el Guru lo es todo para el
discípulo y quien cultiva y lleva a feliz término el arte de vivir en El y
de amarle, jamás caminará en la oscuridad y llegará al Reino del Señor. La
mente también nos indicaba que El era un alma noble y había llegado hasta
la realidad del ser interno, que no necesitaba educación ni erudición y
sabía cómo expresar la Verdad en pocas palabras, por medio de la
experiencia vivida y también sabía cómo inducir y animar a los demás a
esforzarse de manera semejante.
Estábamos convencidos de Su grandeza y sin embargo, preferimos permanecer
escépticos porque nuestra mente seguía jugando trucos con nosotros y
juzgábamos que, aunque Sardar Ajaib Singh Ji estaba profundamente
arraigado en Su Guru y rebosaba con Su amor y remembranza, debíamos
conocerle más, hablar más con El y sentir de nuevo Su presencia antes de
llegar a conclusiones definitivas. Habiendo obtenido nosotros el Divino
Naam del Gran Maestro Baba Sawan Singh Ji Maharaj y habiendo disfrutado la
compañía y proximidad por toda una vida junto a Sant Kirpal Singh Ji
Maharaj, ¿Qué más necesitábamos salvo Su sagrada remembranza y la
meditación? No teníamos prisa alguna y tampoco estábamos en ánimo de
buscar al sucesor espiritual de Maharaj Ji, porque nos parecía que no era
un trabajo fácil de realizar y de todas maneras, no poseíamos una aguda
percepción interna ni mérito especial para ir en Su búsqueda y
encontrarlo. Sabíamos que el camino cauteloso por el que nos inducía la
mente, con sus astucias y artimañas, era por lo regular muy largo, pero
sentíamos pesar de nosotros mismos. A pesar de haber experimentado una
profunda realización interna de que Sardar Ajaib Singh Ji, era alguien
intoxicado y realizado en Dios, además de estar completamente inmerso en
el amor de su Guru, todavía manteníamos una distancia prudente, por
seguridad.
Al día siguiente tuvimos el segundo encuentro con El y le preguntamos por
qué Sant Kirpal Singh Ji Maharaj no había considerado oportuno comunicar a
Sus hijos la manera como debía administrarse la misión, después de El. El
exhaló un profundo suspiro y dijo: "¿Quién no conoce que muchas de las
personas que lo rodeaban y ocupaban puestos de importancia e influencia, y
que se desempeñaban en los asuntos de administración del Sawan Ashram,
sólo estaban interesados en obtener Su puesto y en asumir Sus funciones?
En circunstancias como éstas, en las que un Santo se halla rodeado de
personas sin realización y que no se preocupan en lo más mínimo por vivir
de acuerdo con las instrucciones trazadas por el Guru, que en vez de
realizar esfuerzos dignos de obtener la complacencia del Guru, se
contentan simplemente con desear Su puesto, ¿Cómo podrían los Santos hacer
algo que fuera en contra de los deseos de ellos y que probablemente, los
inducirían a actuar de manera disparatada y deteriorar aún más el ambiente
y además crear disputas y conflictos mientras los Santos todavía se hallan
en el cuerpo? Por esta razón, Baba Sawan Singh Ji lo evitó y lo mismo hizo
Maharaj Ji." Todo esto me hizo recordar las palabras que el Maestro me
había dirigido, claras y específicas, unas semanas antes de Su partida.
Como quiera que los grupos enfrentados se encontraban muy activos en aquel
entonces, le preguntamos a Sardar Ajaib Singh Ji, por qué motivo era que
unos discípulos muy razonables y de buen comportamiento también habían
acogido la idea de convertirse en Guru. El respondió que esto no era nada
nuevo y que siempre había ocurrido, porque el orgullo como el ego son los
dos mayores enemigos de quienes parecen ser muy buenos. Se nos recordó el
dicho de que tales eran las enfermedades de la gente noble y se nos
explicó que mientras los seres humanos no hayamos sojuzgado a la mente y
los deseos mediante la meditación y el continuo escuchar de la música
celestial permaneceremos influidos por la sensación del yo, la cual cobra
muchas víctimas entre las personas razonables. Amados como estos se han
hecho a la idea de que por estar mejor preparados mentalmente y tener más
cultura que la mayoría de los seguidores del Maestro y por haber
disfrutado un lugar prominente en proximidad al Ser sagrado, por esto, son
los más aptos para llevar adelante el trabajo espiritual; pero
desafortunadamente olvidan que el trabajo y la misión verdadera de los
Maestros Perfectos siempre han sido la meditación y el impartir Su secreto
y Su contacto a las almas buscadoras. Y esto sólo pueden hacerlo aquellos
que son adeptos a esta ciencia y que lo han obtenido mediante el trabajo
arduo de toda una vida y además pueden transmitirlo a los demás bajo
órdenes explícitas de Su Guru, las cuales reciben en vida del Guru, a
pesar de la renuencia y absoluta carencia de deseos por asumir este
encargo. Sólo una persona educada puede impartir educación a otros y sólo
quien haya hecho él mismo la meditación, puede ayudar a otros a meditar.
Nadie más que un joyero puede ofrecer perlas; éstas no se conseguirán de
quien vende granos ¿Cómo habría una persona de obtener un título de
estudios si se sienta en compañía de analfabetas toda su vida? Solamente
un cirio que ya está encendido puede encender otros cirios. Llegó al
término de la conversación recordándonos la historia antes mencionada
sobre Prithia, el hijo mayor del Guru Ramdas, y recitó delante de nosotros
el himno que citamos:
Hijo, ¿Por qué riñes con tu padre, de quien has
recibido nacimiento?
Es un pecado reñir con tu padre.
Las riquezas y posesiones de las que estás
orgulloso, no te lo dirán,
Pero uno se arrepiente de ello al instante de
abandonar estos objetos venenosos.
Si hubieras hecho del Señor tu Maestro, le rendirías
veneración a El y meditarías en El;
Nanak te aconseja así y si prestas atención, tu
arrepentimiento y pesadumbre pasarán.
SU PROCEDENCIA
Al comienzo acudíamos a donde El diariamente hacia las siete y treinta de
la noche, luego de nuestra comida, y nos estábamos con El hasta las once;
pero al cabo de unos días nos dimos cuenta de que estábamos abusando de El
y causándole inconvenientes, especialmente de noche, y por lo tanto nos
esforzamos para reducir y acortar nuestras visitas. Para entonces ya se
habían aclarado la mayoría de los puntos que queríamos tratar. Entre
tanto, algunos iniciados de Maharaj Ji que estaban en contacto con la
familia Bagga, empezaron a acudir a El de manera regular después de haber
asistido a algunas reuniones. Por tanto se pensó que sería mejor fijar un
horario de visita en vez de que la gente estuviera viniendo a
interrumpirlo a diversas horas; entonces se decidió realizar cortas
sesiones diariamente, en la mañana y en la tarde. Poco a poco estas
sesiones se convirtieron en Satsang ya que Sant Ji pensó que el Satsang
podría cubrir todos los aspectos en vez de tocar temas por separado.
Durante las numerosas reuniones posteriores que tuvimos con Sardar Ajaib
Singh, día tras día, nos hicimos cada vez más conscientes de Su
profundidad y Su grandeza en los asuntos de la espiritualidad y nos
enteramos de otros hechos acerca de Su vida, en particular la prolongada
búsqueda de Dios realizada de diversas maneras, y la meditación que hizo
en varios sitios, tales como chozas y cuevas subterráneas. También para
sorpresa y felicidad nuestra nos enteramos de que El meditó
ininterrumpidamente durante diecisiete años en un sitio subterráneo,
después de haber sido iniciado por Su primer Guru, Baba Bishan Das Ji, y
luego de Su encuentro con Sant Kirpal Singh Ji Maharaj, también había
meditado por otros cinco años con gran fervor y entusiasmo, ya que le
causó enorme satisfacción haber llegado por fin a los pies de un Perfecto
Maestro y haber recibido de El indicaciones sobre el resto del camino. De
no haber sido por El, la vida habría seguido su curso de manera inútil e
incompleta y sometida al dominio de Kal, el poder negativo. Nos enteramos
también de que El había conocido a Baba Sawan Singh Ji Maharaj cuando era
un joven y estaba en el ejército en la ciudad de Nowshera y había ido
hasta Peshawar luego de escuchar de algunos Pathans (integrantes de una
tribu musulmana de la antigua provincia india llamada Frontera
Noroccidental), que aunque ignorantes acerca de la grandeza espiritual de
Baba Sawan Singh Ji, decían que era una persona hermosa de contemplar. Y
en los años siguientes tuvo innumerables oportunidades de ir a verlo con
varios de Sus compañeros del ejército y en compañía del oficial de mando
quien era uno de Sus discípulos. El había visto a Baba Sawan Singh Ji y se
había reunido con El en entrevistas privadas, audiencias públicas y
pequeños grupos, y tenía un tesoro inagotable de anécdotas, historias y
gemas de sabiduría espiritual que había acumulado en aquella época y
conservaba de manera muy amorosa en Su corazón; de suerte que cuando Sant
Ji hablaba acerca de El, y evocaba memorias tan dulces, revivía en
nosotros de manera irresistible el pasado, Su gloria infinita, Su Divina
dispensación, Sus miradas inolvidables y Su sentido del humor, al punto
que nuestros corazones solían inundarse y como una fuente fluían las
lágrimas sin control. Para los devotos del Gran Señor, ¿Qué más se
necesitaba? En el proceso de recordarlo a El tuvimos la oportunidad de
revivir maravillas del pasado y disfrutar de la misma dicha y complacencia
que obtuvimos, durante casi treinta años a Sus pies y más adelante a los
pies de Sant Kirpal Singh Ji Maharaj. Con justicia debe decirse que aunque
Sardar Ajaib Singh es un iniciado de Sant Kirpal Singh Ji, sus impresiones
y recuerdos del amor de Baba Sawan Singh Ji están llenos de frescura,
bondad y encanto; esto para nosotros es asombroso porque nadie más que
conozcamos salvo el Maestro Sant Kirpal Singh Ji Maharaj, podía
describirlo de manera tan amorosa. En una oportunidad que le pregunté
acerca del papel que El había desempeñado en Su vida, lloró y dijo: "¿Qué
papel no desempeñó?" Sin haberlo iniciado formalmente, lo colocó en el
horno a través del cual El hizo tránsito hasta iniciar la última etapa de
Su jornada espiritual. Y dijo con energía y ojos relampagueantes más allá
de toda descripción: "Los que están confundidos y desconcertados, podrán
decir que Baba Sawan Singh Ji y Sant Kirpal Singh Ji eran dos personas
diferentes, pero quienes hayan mirado hacia adentro, podrán contarles que
Ellos eran caras de la misma moneda, estaban hechos del mismo metal y
poseían los mismos méritos, y por ser Guru y discípulo, se fundían el uno
en el otro."
Al describir la personalidad magnética de Baba Sawan Singh Ji Maharaj,
Sardar Ajaib Singh nos decía que valientes eran aquéllos que podían mirar
dentro de Sus ojos, porque la radiancia que emitían era enceguecedora y
todo aquel que tenía esta experiencia mística siquiera una vez, se
realizaba. Hizo memoria de la ocasión en que llevó a Su Guru Baba Bishan
Das Ji, a ver a Maharaj Ji en la ciudad de Beas y luego de conversar
brevemente con Baba Bishan Das le dijo de manera muy afable que ya estaba
muy anciano y pronto iba a abandonar el mundo y que no necesitaba
preocuparse, porque El lo elevaría desde lo interno sin una iniciación
formal.
Acerca de sí mismo nos contó que durante su primera visita El y varios de
Sus compañeros quisieron donar algún dinero para el langar, pero mientras
la donación de los demás fue aceptada, la suya fue devuelta por Baba Sawan
Singh diciéndole que a El se le pediría mucho seva en el momento oportuno.
El nos dijo que se había sentido acongojado y más adelante en privado,
nuevamente había pedido permiso para hacer esa donación, pero Hazur
Maharaj Ji le había expresado de manera muy amorosa, que El no necesitaba
molestarse ya que más adelante tendría que contribuir mucho más, física y
financieramente. Asimismo nos contó que mientras un número apreciable de
Sus compañeros recibió la iniciación de Baba Sawan Singh Ji, a El se le
dijo que esperara ya que el Ser Sagrado que lo conduciría a la meta más
elevada, iría por Su propia voluntad a El, en el momento indicado.
También mencionó que cuando Baba Bishan Das le habló a Baba Sawan Singh Ji
sobre las severas penitencias, austeridades y prácticas externas que había
ejecutado Ajaib Singh, El llamó a Su discípulo Baba Somanath Ji, quien
también había hecho austeridades semejantes, le presentó formalmente, y El
recordaba muy vividamente aquel encuentro.
Al recordar el período de Su búsqueda, El expresó que afortunados eran
aquellos que habían encontrado a Maharaj Ji sin necesidad de buscarlo
porque para llegar a este Sendero no había nada que El hubiera dejado de
hacer. En Su niñez fue hasta la Sagrada Gurdwara de Mukatsar caminando
descalzo más de cien kilómetros de ida y otro tanto de regreso porque se
había enterado de que allí aparecían los halcones del Guru Gobind Singh Ji
si uno acudía devotamente. Por muchos años cargó a las espaldas un estuche
metálico con una versión en miniatura del sagrado Granth Sahib y lo
veneraba y recitaba con entera fe y devoción; en Su búsqueda visitó muchos
lugares de peregrinaje situados a distancias muy grandes, y también le
prestó Sus servicios a muchos sadhus y mahatmas realizando todo lo que
ellos querían sin preocuparse de Su posición social y prestigio, como era
el pedir comida en su nombre, de casa en casa, vestirse con harapos, vivir
una vida muy humilde y servirse la comida en la palma de la mano sin
utilizar loza ni cubiertos. El realizó también el "Panch agni tap", o
austeridad de los cinco fuegos, consistente en sentarse rodeado de cuatro
fuegos y bajo el ardiente sol del mediodía en la estación más cálida del
año. Y a pesar de todo ésto El no estaba cerca de Su meta. Entre más
diálogos sosteníamos con El y le oíamos hablar sobre diversos asuntos y
hechos de Su vida y nos familiarizábamos cada vez más con El desde lo más
profundo de nuestro ser tuvimos la impresión de que él verdaderamente era
grandioso y estaba muy por encima de nuestra comprensión. El había
meditado toda Su vida y había persuadido a quienes entraban en contacto
con El para que utilizaran esta preciosa oportunidad para realizar la
meditación en el Naam y además, estaba lleno del amor de Su Guru. Sin duda
que él en Su aspecto físico y en otros aspectos, era diferente de Su Guru
pero nosotros podíamos contemplar la forma de Baba Sawan Singh Ji Maharaj
en Su rostro y la figura de Sant Kirpal Singh Ji Maharaj en Su porte. Y
para ser más exactos debemos decir que a medida que pasábamos más horas
con El día y noche, pudimos experimentar ocasionalmente que no era a El a
quien mirábamos sino a nuestros dos Grandes Maestros ya que el parecido
era a veces tan profundo, que momentáneamente confundíamos Su cuerpo con
el de nuestros Grandes Maestros. Asimismo habíamos visto cómo algunas
personas que habían estado muy próximas a Sant Kirpal Singh Ji Maharaj, al
ver algunas fotos en nuestra residencia exclamaron sorprendidas:
"¡Oh, qué foto tan bella de Maharaj Ji! ¿Cuándo la tomaron? No la habíamos
visto antes." Y más tarde cuando se les dijo que era la foto de Sardar
Ajaib Singh Ji, expresaron sorpresa y no podían entender cómo se habían
equivocado de esa manera. Con frecuencia nos dábamos cuenta de que una
mirada suya por pequeña que fuera era muy poderosa y más elevada, y todos
los poros del cuerpo sentían el impacto de la felicidad y la dicha ocultas
en ella. En muchas oportunidades, cuando El reía con todo Su corazón,
semejante a la forma que solía hacerlo Baba Sawan Singh Ji, pudimos
apreciar cómo cambiaba la expresión y la figura de Su cara y se
transformaba en la de Baba Sawan Singh Ji y posteriormente de manera
abrupta, en la de Sant Kirpal Singh Ji. Habiendo leído y escuchado lo que
muchas personas habían visto y experimentado sobre este aspecto, al
comienzo tuvimos dudas y tomamos las palabras de los demás con mucho
escepticismo. Pero al haber tenido experiencias semejantes las verificamos
y comprobamos de diversas maneras para eliminar las posibilidades de
errar; con toda honestidad, debemos confesar que estas experiencias
continuaron creciendo y se convirtieron en un fenómeno generalizado,
tiempo después.
Reflexionando más profundamente sobre todo esto llegamos a apreciar que
así como había algunas diferencias aparentes entre Baba Sawan Singh Ji y
Sant Kirpal Singh Ji igualmente había unas entre Ajaib Singh y Su Guru; y
que cuando una gran alma toma diversos cuerpos humanos las cosas externas
de la vida, como son la formación, la educación y el ambiente familiar, el
clima social de la época, la profesión personal y la de su familia así
como las tradiciones prevalecientes en la familia y el lugar de su
residencia, tienen su propio impacto y conforman las características
visibles de cada alma Maestra y son las que originan las diferencias
obvias.
Baba Sawan Singh solía expresarse, reírse y comportarse de manera muy
vivaz y sin muchas reservas, como normalmente lo haría una persona del
campo; mientras que Sant Kirpal Singh Ji hacía esto mismo, con la
propiedad de alguien que vive en la ciudad. Mientras el primero dejaba ver
la influencia de Su origen campesino, este último llevaba la marca de Su
clase y ambiente familiar y esto explicaba las aparentes diferencias. Debe
añadirse también que Sant Kirpal Singh Ji planeaba Sus gastos personales
con un notable sentido calculador y se mantenía dentro de Sus medios y
recursos. Pero Baba Sawan Singh hacía lo mismo de una manera instintiva y
valiéndose del intelecto, la comprensión y la iniciativa de un hombre del
campo sometido a los rigores de la naturaleza y de esta manera utilizaba
su imaginación para llegar a conclusiones.
Durante el ministerio de Baba Sawan Singh Ji las palabras "Radha Swami" se
utilizaron ampliamente con la finalidad de presentar saludos o de
transmitir buenos deseos pero no fue así durante la dispensación de Sant
Kirpal Singh; mientras Baba Sawan hablaba siempre en el idioma Punjabi
donde quiera que iba a pesar de conocer otros idiomas, Sant Kirpal se
expresaba en varios idiomas según las necesidades de la audiencia y hasta
donde era posible. Sin embargo, y a pesar de estas obvias diferencias,
ambos eran en esencia lo mismo, cada uno siendo el mismo Amigo con un
nuevo traje, y eso era algo que cada buscador tenía que ver por sí mismo.
Habiendo pasado por un período de inmensa agonía y aflicción, solíamos
leer y releer las palabras cargadas de los dos Grandes Maestros, para
comprobar y verificar que aquello que pensábamos, lo que veíamos y
hacíamos, no desarmonizaba con sus enseñanzas y no nos desviaba ni nos
alejaba de ellas. En llanto solíamos orarle a los Grandes Maestros
diciéndoles que a pesar de no abrigar malos pensamientos contra nadie y
menos contra aquellos amados con quienes habíamos pasado la mayor parte de
nuestra vida vinculados muy íntimamente, por desgracia habíamos sido
severamente mal interpretados después de la partida de este mundo de Hazur
Maharaj Ji; y puesto que pensábamos de buena fe y sabíamos, aunque otros
lo ignoraran, del amor y del respeto que teníamos por aquellos amados
contra quienes se suponía estábamos actuando, orábamos para que pudiéramos
obtener ayuda para conservar nuestra objetividad y sentido común, de tal
manera que pudiéramos soportar todos los actos de mala voluntad, sin
rencor u odio alguno, más bien gozosa y voluntariamente, para tener la
satisfacción de que si habíamos fallado en el cumplimiento de las palabras
de los dos Maestros, en cuanto a dedicarle tiempo a la meditación, por lo
menos estaríamos cumpliendo para provecho nuestro con uno de los
mandamientos del Maestro.
Nosotros solíamos orar con intensidad de sentimientos y humildad de
corazón, para que El mismo se encargara de conducirnos hasta Su presencia,
ya que éramos absolutamente incapaces de encontrar el polo humano desde el
cual continuaría brillando Su luz y realizando Su trabajo con un nuevo
traje, y ya que no teníamos los medios de conocerlo en Su nuevo traje, El
mismo tendría que conducirnos a El, pues podríamos descarriarnos. Mientras
esto era lo más importante en nuestros labios y en lo profundo de nuestros
corazones, repasábamos las Escrituras con las palabras y pronunciamientos
de los dos Grandes Maestros, antes de adoptar una conclusión definitiva.
Por tanto comenzamos a explorar concienzudamente el tesoro de las palabras
escritas y habladas de los dos Grandes Maestros luego de los primeros
encuentros con Sant Ji y nos encontramos con las más sorprendentes
palabras de nuestro Guru, Baba Sawan Singh Ji Maharaj, pronunciadas a la
hora de Su partida de este mundo para guía de Sus discípulos y de manera
que ellos no fueran a extraviarse: que todo aquel deseoso de encontrarle
podría hacerlo a través de aquel Ser unido a El; que uno no lo encontraría
a El en compañía de quienes perseguían las posesiones del mundo y no
debería dejarse engañar por tales personas; que El no vivía en medio de
los insectos de Maya (aquellos que se adhieren a los tesoros y placeres de
este mundo); que deberíamos ir tras del Ser abnegado que estaba en Su
búsqueda y no tras de Sus posesiones; y que si queríamos obtener el
conocimiento de la espiritualidad debíamos ir a sentarnos al lado de un
adepto en espiritualidad que tuviera experiencia práctica. Estas últimas
palabras de despedida de nuestro Guru, eran muy claras y resultaban
aplicables a Sus discípulos en cualquier momento y a medida que las
repasábamos una y otra vez nos dimos cuenta de que todo aquello que decía
nuestro Guru se reflejaba y percibía en abundancia en la vida, persona y
forma de ser de Sardar Ajaib Singh Ji y que nosotros no teníamos ya más
nada qué hacer salvo consagrarnos cada vez más a la meditación y a la
sagrada remembranza de nuestro Guru, valiéndonos de la inspiración y el
estímulo que obteníamos tan abundantemente en Su compañía.
Puesto que nosotros no teníamos en absoluto ningún deseo de encontrar al
llamado sucesor de Hazur Maharaj Ji, ni de guiar a los demás en este
aspecto, nos mantuvimos a distancia del murmullo de la gente aunque sin
negarnos a ofrecer nuestros respetos y consideración a todos los amados
que manifestaban estar desempeñando y continuando el trabajo espiritual
del Maestro después de Su partida. Asimismo sentíamos una profunda
satisfacción y gozo, de haber obtenido algo por lo cual habíamos orado y
anhelado, ya que en Su presencia se nos recordaba espontáneamente a
nuestros dos Grandes Maestros y mediante Su persuasión y forma de
presentación nos sentíamos animados e inducidos a realizar el verdadero
trabajo personal, aquél que iba a apoyarnos en el momento más difícil de
la muerte. Desde lo más hondo de nuestro corazón desarrollamos un sentido
de aislamiento y no consideramos necesario compartir nuestro nuevo tesoro
con ninguna otra persona ya que, de una parte, habíamos visto y
presenciado el nacimiento de nuevos cultos, de los supuestos designios
divinos de nuevos ministerios; y de otra parte, sabíamos muy bien que son
pocos en este mundo los que pueden mirar con discernimiento más allá de sí
mismos, para apreciar la Verdad.
Pero estábamos muy seguros de una cosa: si bien cada uno de los amados
tenía el derecho y podía, según su juicio, acudir a quien prefiriera, sin
embargo si uno engendra odio o animosidad contra alguien que piense o
actúe diferente a uno mismo, la conclusión obvia es que se ha extraviado
de la Verdad y se ha alejado de las enseñanzas de nuestro Maestro, porque
El nos enseñó a amar incluso a nuestros enemigos y con mayor razón, a
nuestros hermanos iniciados.
ENCUENTROS POSTERIORES
Sant Ji mencionó que Kal engaña de tal manera a la gente, que los ata a
diversos lugares que funcionan en nombre de los Maestros Perfectos, y que
el número de estos lugares sigue aumentando hasta que se vuelven como
ferias. El preguntó cómo se podía ignorar aquello que explicaban el
Gurbani y todos los Maestros Perfectos: "Es El quien atrae, es El quien
nos lleva y El quien nos da." Agregó que no debemos presionar a la gente
para que vaya a donde los Maestros, a menos que muestren un vivo interés y
sientan un anhelo de llegar hasta ellos; y aun en tales casos, no se debe
exagerar y uno debe limitarse a afirmar lo que ha presenciado por
experiencia personal. Hablando alguna vez en 1982 acerca del tiempo que
había pasado en la búsqueda de la Verdad y más tarde en meditación, Sant
Ji nos comentó que la mente humana es incapaz de comprender las
dificultades que se le presentan, y que las analogías utilizadas para
describir este arduo trabajo dicen que así como un camello tiene que pasar
a través del ojo de una aguja, o un elefante pasar a través de un hueco
más pequeño que una hormiga, así también uno tiene que volverse sencillo y
humilde en el camino hacia Dios. La mente acostumbra presentar cientos de
engaños y uno tiene que oponérsele. Asimismo, uno debe hacer frente al
hambre, la sed, el sueño, la lujuria y las pasiones, ocuparse en la
meditación y en Su sagrada remembranza día y noche, para así con la gracia
del Guru, obtener éxito.
Al preguntarle si todos los discípulos tienen que padecer tanto, Sant Ji
rió afablemente y dijo: "No, el proceso para los amados que más tarde van
a tener la responsabilidad de dar a conocer la Verdad a los demás, es sin
duda más difícil; pero los demás amados no tienen necesidad de enfrentarse
a tantas durezas y su trabajo es relativamente más fácil."
El preguntó: "¿Cómo podrán entender aquellos pobres que jamás han sufrido
de esta manera, el proceso de limpieza a que el alma es sometida por el
Guru?" El nos dijo muy seriamente y en un tono reflexivo, que si hubiera
tenido la más leve idea de que después de hacer manifiesto el Poder del
Guru dentro de sí mismo iba a tener la responsabilidad de transmitir la
Verdad a los demás, El no se habría esforzado tanto, porque ya había visto
y conocía la enorme responsabilidad que debía llevar el Guru y el lecho de
espinas sobre el que debía dormir. El dijo que después de haber pasado
toda Su vida en un ambiente despreocupado y viviendo casi como un
renunciante, lejos de las exigencias de la familia y del mundo, fue muy
difícil para El empezar la vida de un jefe de familia y cuidar de cada
discípulo y aun de cada visitante que acudía a El como a un hijo y mucho
más que eso, cuidarlos con amor y aplacar sus sufrimientos.
En otra oportunidad nos contó que desde Su niñez, no tenía deseo alguno de
formar una familia, sino más bien un claro rechazo a esa idea; pero era
una ironía del destino que ahora estaba rodeado continuamente de
buscadores, cada uno de los cuales era un hijo o una hija para El. También
nos contó que de niño solía quedarse sentado con los ojos cerrados y a la
gente le parecía muy extraño y lo llamaban "Baba", lo cual le disgustaba
mucho; pero la ironía era que ahora lo llamaban de esa manera a todo
momento.
Unos amados del Maestro que se enteraron de nuestras reuniones y nuestras
visitas a Sant Ji, nos preguntaron lo que pensábamos acerca de El.
Nosotros respondimos con todo nuestro amor, que sería más indicado que
fueran a conocerlo y escucharan su Satsang en vez de preguntarnos a
nosotros y ser influidos por nuestra opinión. Sin embargo, como algunos
amados insistían en conocer nuestra opinión, expresamos que no nos
preocupaba en absoluto el tema de la sucesión, ni teníamos ansiedad alguna
por encontrar una solución; pero que habíamos encontrado que Sant Ji
estaba saturado del amor de Baba Sawan Singh Ji y de Sant Kirpal Singh Ji
y se refería a Ellos en términos tan lúcidos que nos llenaba de Su memoria
y de Su amor y nos sentíamos realmente felices; dijimos que Su Santsang
era tan atractivo y convincente que uno anhelaba escucharlo cada vez más;
que nuestras reuniones y conversaciones con El eran maravillosas y uno se
sentía irresistiblemente atraído hacia El y procuraba obtener Su compañía
y Sus palabras en el mayor grado posible; y finalmente, puesto que
nosotros no buscábamos nada más, estábamos satisfechos y contentos y
aprovechábamos toda oportunidad que se nos brindara de estar con El. Para
no tener complicaciones, hemos evitado hablar acerca de El con cualquiera
de los iniciados de Maharaj Ji, salvo cuando nos preguntan; incluso no
hemos siquiera tratado de tocar el tema con ninguno de nuestros parientes,
ni aun con nuestra única hija y nuestro yerno, y todos ellos a excepción
de uno, se sienten profundamente inclinados y próximos al hijo físico del
Maestro, y nunca han tratado de tocar el tema con nosotros. Sería un
descuido de mi parte no mencionar que Sant Ji una y otra vez nos ha
aconsejado y aún más, nos ha recalcado, sobre lo siguiente: mantenernos
alejados de toda conversación sobre cualquier amado o amados que estén
desempeñando la misión del Maestro; no tratar de convencer a nadie de
cambiar su forma de pensar, o hacer esfuerzos para atraer discípulos de
Hazur Maharaj Ji hacia El o hacia cualquiera otra persona; mostrar
indeclinable respeto y amor por todos aquellos con quienes alguna vez
estuvimos en contacto durante la misión del gran Maestro, sin reparar en
su forma de pensar o en sus creencias, y olvidando todo aquello que se
hubiera pensado, hecho o divulgado a favor o en contra de nosotros, desde
la partida de Hazur Maharaj Ji; comportarnos lo mejor posible para actuar
según las enseñanzas y las palabras del gran Maestro, de manera que
podamos reformarnos y contribuir a mejorar el ambiente turbio que se
produjo por motivo de nuestra desobediencia a los mandamientos del
Maestro. El nos expresó que si deseábamos obtener la gracia y el perdón de
nuestro Maestro, y queríamos ver Su forma radiante y refulgente, entonces
teníamos que crear un clima de amor, perdón y olvido del pasado y dedicar
tiempo y energía a cultivar Su recuerdo y meditación, de tal forma que nos
introvirtiéramos y gradualmente nos acercáramos a El.
Diariamente, El solía destinar tiempo para atender a los que empezaron a
acudir de manera regular a Sus reuniones y nos explicaba las enseñanzas de
Sant Mat en Su lenguaje sencillo y dulce, y en Su lenguaje particular muy
parecido al de Baba Sawan Singh Ji. Recalcaba a cada uno de los que le
visitaban que a pesar de las numerosas preocupaciones y deberes del mundo,
debíamos encontrar tiempo para sentarnos en la sagrada remembranza del
Señor de los Señores, nuestro propio Maestro Perfecto. Otro aspecto que
enfatizaba era que Hazur Kirpal no había desaparecido, sino que se había
desvanecido de nuestros ojos, para inducir nuestro amor a través de la
ausencia y la separación, para inspirarnos y animarnos a cumplir mejor el
Sendero, más de lo que habíamos hecho durante Su vida, y para que
continuáramos buscándolo impacientes y suplicantes. Uno de los amados
preguntó a Sant Ji sobre cómo aumentar nuestro amor por el Maestro Kirpal,
y El respondió: "Mediante una remembranza continua, constante e
ininterrumpida, porque Hazur Maharaj Ji decía que si pensamos en alguien,
esta persona viene a vivir en nuestro corazón y si por lo tanto, pensamos
en nuestro Santo Maestro y abandonamos cualquier pensamiento de aquellos
que habitualmente asedian nuestra mente y corazón, ¿Por qué entonces no
habría El, quien nos ama infinitamente más de lo que nosotros lo amamos,
de venir a vivir dentro de nosotros, consolarnos y animarnos, y guiarnos
hasta Sus propios pies?" El dijo que un Maestro Perfecto ni necesita ni
acepta nada del discípulo, excepto una firme devoción y completa
remembranza, ya que estas cualidades son los agentes de limpieza más
efectivos y convierten al corazón en un recipiente apto para obtener el
tesoro infinito del Naam.
Cada vez que acudíamos a El nos sentíamos alegres y contentos; cada vez
que hablábamos con El nos sentíamos llenos de dicha y fervor y cada vez
que escuchábamos Su Satsang nos sentíamos inspirados. En esta forma nos
cerciorábamos de que estábamos avanzando correctamente y éste era el
termómetro con el cual nos examinábamos una y otra vez; para nosotros, lo
más importante era aquel Ser que estaba conectado con nuestro Guru, que
podía viajar hasta El a voluntad y en compañía de quien obteníamos la
inspiración para hacer nosotros lo mismo. El anhelo nuestro era resolver
nuestro propio problema de la vida, no el problema de los demás; no
podíamos olvidar la vergüenza por todo lo dicho y actuado en el pasado y
la necesidad de expiar nuestras faltas, lo cual sólo podíamos lograr
retirándonos manteniendo presentes las palabras del Maestro y poniéndolas
en práctica.
Con frecuencia se nos recordaban las palabras de Sant Kirpal Singh Ji
Maharaj: "Ellos son los faros que le dan la luz al mundo entero. Cuando se
marchan otra luz los reemplaza, en una cadena interminable. Así que,
siempre hay comida para el hambriento y agua para el sediento. El Maestro
concede la luz y al partir, aquél que se halla plenamente conectado a El,
continúa Su trabajo, al recibir del Maestro ese don precioso. Una bombilla
se funde y se coloca otra en su lugar, y cuando ésta se funde es
reemplazada por otra, y así sucesivamente. Pero la luz sigue siendo la
misma, la luz es el Guru y no el cuerpo, aunque se respeta al cuerpo
físico porque la luz actúa y brilla desde allí."
Considerábamos por tanto que El ya nos había mostrado el camino que
conducía hacia El mismo y que nos correspondía captarlo, valorarlo y
actuar con base en él. Ahora que ya hemos estado en contacto con El desde
julio de 1976, podemos mirar hacia atrás y decir que fue por la inmensa
gracia y bondad de los dos Grandes Maestros que nos enteramos de Sant Ji,
lo conocimos y fuimos atraídos hacia El, y hemos estado en contacto
permanente con El desde entonces. En Su compañía hemos podido revivir las
enseñanzas que nos dejaron las dos grandes Almas Maestras, de recordarlos
cada vez más y de vivir según Sus enseñanzas. No tenemos palabras para
expresar nuestra gratitud con los dos Maestros por haber hecho los
arreglos que nos permitieron continuar en contacto con Aquél que se halla
unido a Ellos y que nos ayuda a recordarlos y a establecer nuestro
contacto con Ellos. En Su presencia aumenta y se refuerza el recuerdo
divino de los dos grandes Gigantes espirituales de la era presente y uno
se siente irresistiblemente atraído y absorto en su propio Guru y en su
propio Señor, la cual es una lección de Sant Mat y la única que debe
aprenderse con cada segundo de nuestra existencia terrena.
Decimos esto con un profundo sentido de gratitud, porque después de
haberlo obtenido ya no necesitamos nada más, excepto vivir rodeados de
esta atmósfera por el resto de nuestra vida. Pero, ¿Quién podría hacerlo
si El no nos bendice con Su gracia continuamente? La mente, esa
engañadora, no desaprovecha una sola oportunidad, pero la protección de
las Almas Maestras nos proporciona ayuda y actúa como áncora de salvación.
ASUNTOS IMPORTANTES
EL nos contó que en una ocasión comenzó a tomar una sola comida al día,
pero Baba Bishan Das le advirtió que no lo hiciera, indicándole que El
debía observar ayuno toda la vida, en vez de ayunos de 24 horas, queriendo
decir con esto que para coronar el éxito uno debía comer menos de lo que
creía necesitar; que uno no debía tomar medidas que pudieran poner en
peligro la subsistencia, ya que el cuerpo necesita del alimento y debe
administrársele, aunque de una manera parca y controlada.
En otra oportunidad, recordando los días que pasó como discípulo de Baba
Bishan Das Ji, dijo que había sido El quien había puesto en marcha el
proceso de formar y moldear su vida; dijo que El solía entregarle a Baba
Bishan Das la mayor parte del dinero que ganaba en el ejército, para que
lo utilizara como quisiera y que El sólo guardaba una pequeña parte para
Sus gastos personales. Mencionó que esto era algo muy sencillo y fácil de
cumplir, pero que en los años sucesivos de Su formación Baba Bishan Das
solía arrojarle insultos, humillaciones y a veces le daba golpizas, de
suerte que aquellos que siempre han vivido rodeados de lujo y comodidad no
pueden imaginarse con facilidad lo que es el proceso de transformar la
vida personal; pero qué fue por gracia y bondad que El siempre pudo
someterse a eso de manera gozosa y con la idea de que quizás había
defectos en Su vida por los cuales El no lograba complacer a Su Mahatma, y
en vez de abrigar sentimientos negativos se esforzó aún más para eliminar
sus fallas y continuar en el Sendero con fe y convencimiento. Expresó que
si la leche de la leona no se puede guardar sino en recipientes de oro,
¿Cómo guardar el precioso tesoro del Naam en corazones que no se han
transformado?
Por tanto El urgía a todos los amados a iniciar el proceso de sacrificio
de manera gradual, sacrificando una parte del sueño, del apetito, de la
sed, de la lujuria, de las pasiones y del tiempo, entregándose más bien a
derramar lágrimas por El; a dedicarse a no dormir hasta que El mismo se
aparezca, aun cuando sea un poquito y en la forma que sea de Su elección,
y puedan apreciar la efectividad del proceso; la forma en que uno comienza
a introvertirse voluntariamente y sin presión de nadie, y la forma en que
se comienza a amar a los demás. El dijo que nunca era demasiado tarde y
que debíamos fijar un comienzo, cuanto antes mejor.
En una oportunidad le preguntamos que si el grandioso y glorioso Señor le
había ordenado llevar la Verdad a las almas buscadoras, ¿Por qué razón
mantenía El sus actividades tan limitadas? El suspiró y expresó que cuando
El le había presentado al Señor Sus propias deficiencias y Su desgano por
el trabajo que le estaba confiando y le manifestó que no creía posible
realizarlo, El le había contestado que lo que le había pedido hacer era
orden misma del Poder Guru interno y que siendo esos los deseos del Sat
Purush, con toda seguridad se llevaría a cabo. Y al escuchar esto, no pudo
hacer más sino llorar y proceder con lo que se le había ordenado. Expresó
que el supremo Padre Kirpal le había manifestado que quienes estaban
anhelantes de El y de la Verdad acudirían hasta El, a pesar de las
dificultades que hubiera para llegar; y que El no necesitaba trasladarse a
ningún sitio a menos que los aspirantes de ese lugar mostraran gran amor y
ansiedad. Por tanto, nos explicó que El continuaría impartiendo la Verdad
a los que la desearan, de una manera sencilla y dulce, en el Ashram y en
su vecindad, de igual forma como solía hacerlo durante la vida misma del
Señor; agregó que no estaba visitando ningún sitio en la India a excepción
de Delhi y Bombay, sitios a los que preferiría no ir tampoco, pero que a
instancias de varios amados enviados por el Señor mismo y habiendo sido
impulsado por el Poder interno, a El no le quedaba otro camino que acceder
a Su pedido.
Expresó que la rivalidad y la competencia que se presentan en Delhi y sus
alrededores en nombre de la misión del Maestro, no eran cosas saludables
ni estaban de acuerdo con las tradiciones de Sant Mat, ni tampoco le
traían buen nombre a la misión del Maestro; y que la Verdad podía
transmitirse a quienes aspiraban a ella, en Su nombre y recuerdo, sin
necesidad de pensar o hablar mal de los amados. El preguntó por qué razón
era necesario comenzar la misión en Delhi y verse involucrado en
controversias inútiles que dejarían ver a la gente lo que estaba
ocurriendo entre los miembros de la misma familia espiritual. Esto sólo
sería un motivo de referencias innobles a la causa del gran Maestro y Su
nombre.
Expresó que los Ashrams y Deras y todas las propiedades que tienen
relación con la Causa Sagrada y que están para conveniencia y comodidad de
los aspirantes que los visitan, son los más grandes malhechores y el mayor
núcleo de disputas después de la partida física de los Santos, ya que si
no existieran, ¿Quién se habría disputado con quién y por qué motivo?
El expresó que cada uno de los amados estaba en libertad para conducir el
trabajo espiritual del gran Guru, pero que cada uno " debía fijarse si
todo lo que pensábamos, decíamos y hacíamos se hallaba de acuerdo con lo
que El nos aconsejaba y era motivo de elevación de Su Santo Nombre, o si
por el contrario sólo estaba glorificando el propio interés personal. Y
dijo que era justamente por esta razón que con excepción de visitar Delhi
unas cuatro veces por año y en cada ocasión por espacio no mayor de tres
días, y visitar Bombay una vez al año y en este caso también por órdenes
del glorioso Guru y el vigor de las peticiones de los amados, El no había
establecido ningún sitio en la India salvo el Sant Bani Ashram del
Distrito de Sri Ganga Nagar (Aldea 16 PS), el cual funciona sobre Su
propia tierra y alejado del ruido de la ciudad, sin las habituales
conveniencias de electricidad, cocina de gas, etc., de manera que no se
convierta en un lugar para pasar vacaciones sino que se mantenga como
sitio a donde llegamos, después de dejar atrás el mundo, a dedicarnos con
entera atención y pleno corazón a Su amor y remembranza.
El dijo que las tierras que le pertenecen y que El cultiva producen
suficiente para Sus necesidades personales y además, por gracia del
Supremo Padre Kirpal, contribuye a atender la mayor parte de las
necesidades de los hijos del Señor bondadoso y compasivo que visitan el
lugar, de tal suerte que al consumir los alimentos cultivados en Su nombre
y Su recuerdo, y la leche y demás necesidades esenciales, obtenidas en Su
remembranza y conmemoración, el proceso del pensamiento se va limpiando,
las palabras y acciones se van purificando y uno se ve inducido a pensar
en la tarea más importante de esta vida y a emplear su tiempo en ella.
El nos prescribió llevar vidas sencillas simplificando nuestros
pensamientos y nuestras ambiciones y todo por una razón importante ya que
la simplicidad, la dulzura y la suavidad, son de gran ayuda en el Sendero,
por el que tenemos que avanzar para llegar hasta El, que espera impaciente
la llegada de Sus hijos. El expresó que había podido notar por experiencia
personal y también lo había escuchado privadamente del gran Guru, que las
personas que acuden con frecuencia a los Ashrams de los Santos para ayudar
a la Causa sagrada, pero que al final terminan estableciéndose allí con
ese propósito, por lo general dejan de ser receptivos a las palabras del
Maestro, ya que la proximidad les disminuye su anhelo y deseo ardiente de
contemplar la forma del Maestro y gozar de Sus miradas de luz; disminuyen
también gradualmente su atención a la meditación y tienden a enseñarles a
los demás; y al ir utilizando cada vez más las facilidades, los servicios
y la comida de los lugares sagrados, su mente y su sentido de
discernimiento comienzan a debilitarse, de suerte que en corto tiempo les
brota la arrogancia y tarde o temprano se adjudican posiciones y
facultades, y terminan haciendo lo que se hacía durante los últimos años
del ministerio del gran Guru y lo que se hizo en mayor grado, después de
que El se marchó de nosotros. El señaló que habiendo visto todo lo que
ocurrió después de que Baba Sawan Singh Ji abandonó el mundo y de escuchar
y vivir personalmente lo ocurrido, luego de la partida de Hazur Maharaj
Ji, no le quedaba deseo alguno de tener un grupo permanente de voluntarios
o sevadares al servicio del Ashram y por esta razón la mayoría de los que
allí trabajan por la sagrada causa, acuden tan solo durante aquellos días
de Satsang mensual o cuando están de visita los grupos de hermanos y
hermanas occidentales, que es de septiembre a marzo de cada año por
períodos de 10 días cada mes y para realizar prácticas espirituales y
estar en la sagrada remembranza del Señor; o también, cuando lo visita en
septiembre un grupo de personas de la India que provienen de diversos
sitios. Allí todos los sevadares se dedican a sus propias ocupaciones -la
agricultura, los negocios, los servicios, o viven de una pensión- y llegan
como los otros visitantes pero con la responsabilidad adicional de atender
al trabajo siempre que se presente y sin participar de ningún otro tipo de
encargo o actividad. El mismo puede atender Su granja, y producir para Sí
mismo y para la familia espiritual del gran Maestro, y también transmitir
la Verdad y la ciencia espiritual a quienes acuden en Su busca.
En alguna ocasión, hablando acerca de los factores que por lo general son
causa de disputas y controversias entre los seguidores del Maestro
Perfecto luego de Su partida del mundo, El mencionó que la riqueza, las
propiedades materiales y las pasiones proyectan un efecto grave de
envilecimiento sobre los seres humanos, en diversos grados, pero que
mientras sigamos esclavos de la mente y de las facultades externas, no
podremos dejar de ser influidos por ellos y únicamente los que sí ponen
bajo control a la mente y los sentidos pueden llegar a liberarse de
aquellos enemigos.
COMENTARIOS FINALES
El alguna vez expresó: "A pesar de que los Maestros perfectos siempre
hacen énfasis a Sus discípulos sobre la necesidad de llevar una vida de
meditación y remembranza del Guru, nosotros hacemos caso omiso de Sus
consejos y nos mantenemos alejados de la vida espiritual; no percibimos la
gloria y la belleza internas. Pero más adelante, cuando decimos que nos
hemos convertido en Guru luego de la partida de los Todopoderosos, y mucha
gente empieza a acercarse a nosotros, llegamos a pensar que nuestro Guru
también era como nosotros, vacío de meditación y de progreso interno, y
que los relatos sobre el progreso interno y la absorción en la forma
radiante del Guru internamente, fueron concebidos tan solo para hacer que
la gente se mantuviera en este Sendero, porque ¿Qué otra cosa podrían ser
si mucha más gente acude a nosotros de la que acudía al Guru y el Poder
que obró durante la misión del Guru está obrando y con mucha mayor
intensidad y vigor en nuestra misión?. Pero esto sucede cuando la Verdad y
la Realidad comienzan a desaparecer. Entonces los Maestros Perfectos, en
Su anhelo por conservar esta Ciencia y mantenerla funcionando, aconsejan a
Sus seguidores y discípulos cerciorarse de que sobrevivan las sagradas
enseñanzas. Cuando Baba Sawan Singh Ji Maharaj le pidió a Sant Kirpal
Singh que continuara con la misión, le indicó que se asegurara de que este
sendero de vida, experiencia personal y autoexamen se mantuviera; y
asimismo, Hazur Maharaj le pidió a este humilde ser, que mantuviera esta
Ciencia con vida.
"Por tanto, el interrogante es: ¿Cómo actuar de acuerdo con las palabras
de los dos grandes Maestros para asegurar la continuidad de este sendero
divino? Mi apreciación y consejo fraternal es que cada uno de nosotros en
este Sendero les demos la mayor prioridad a las palabras de los dos
grandes Seres y comencemos a purificarnos mediante una vida ganada con
honestidad, una vida de piedad y castidad rodeada de una atmósfera de
actitudes sencillas, rectas y afables; y además, que reguemos esta planta
con la sagrada remembranza y la meditación intensas, de suerte que la
cosecha sea rica y abundante para beneficio no solamente personal sino
también de los demás; ya que este es el único método, mediante el cual
podemos conservar esta Ciencia. Tengamos la plena seguridad de que toda
meditación y remembranza del Señor que hagamos secretamente, oculta a los
ojos de los demás, se vuelve fragante en la madurez de los tiempos, a
pesar de nuestros esfuerzos por mantenerla oculta; y llegará hasta los
demás cuando cada quien, sin saberlo ni proponérselo, sea inducido a
apreciarlo así, por su propio Ser interno. Y de esta manera, es como
sobrevive esta Ciencia.
"Por tanto, se hace necesario que cada uno de nosotros tenga respeto y
amor por los demás, socorra a los necesitados y comparta el sufrimiento
ajeno, para que ceda la dureza del corazón y así dentro de nosotros fluya
la gracia del Guru. Mantengámonos siempre en Su dulce remembranza y
adoptemos como nuestro el método del supremo Padre Kirpal: 'Sean buenos,
hagan el bien y sean uno con todos.' Cuántas veces no nos recordó El que
el amor sabe de servicio y sacrificio y si nos amamos habremos de
ayudarnos unos a otros y crearemos una atmósfera que resonará con el
mensaje y la misión del Guru, lo cual querrá decir que, en verdad,
estaremos conduciendo Su misión hacia adelante.
"Somos los hijos de este glorioso y grandioso Padre, y es necesario que
sigamos Sus huellas. De esta manera habremos de mejorar nuestra propia
vida y también, ayudarle a El a continuar Su Misión."
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