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LA TORTURA DE MANSUR

 

 

ansur  fue  condenado  a la horca de Bagdad por decir,

“Yo soy la verdad (Dios)”, es decir por pretender ser uno con el Señor. Al ser censurado por esto  y  cuando  se  le  ordenó  que  dijera  más  bien.  Es la verdad, Mansur replicó:

      “Si, El es todo, pero vosotros decís que El está perdido. Mansur está perdido: la gota ha desaparecido, pero el océano permanece tal como estaba”.

 

         Se decidió que debía ser apedreado antes de ser conducido a la horca, El Santo fue por lo tanto, arrastrado a la plaza pública de Bagdad y todo aquel que así lo quiso, le arrojó piedras;  Mansur soportó todo esto en silencio. Entonces su amigo Shibli, que era también un Santo, con el objeto de mostrar compasión y también probar a Mansur, le arrojó una flor. Cuando ésta le golpeó, Mansur se encogió y gritó de dolor.

 

“Mansur, amigo mío, gritó Shibli, “Por qué sentiste dolor si fue solamente una flor la que te arrojé?”.

 

“Aquellos que me arrojan piedras son completamente ignorantes y no saben lo que están haciendo”., contestó Mansur. “Pero tú, querido shibli, no lo eres. Esa es la razón por la que tu flor me ha causado daño”.

 

“El verdugo anunció entonces que las manos de Mansur debían ser cortadas. Esto se hizo, y Mansur dijo:

 

“Esto fue bien hecho, no tenía ninguna necesidad de esas manos, porque tengo manos que pueden captar los límites de la Morada del Ser Supremo”.

 

A continuación, fueron cortados sus pies, y el Santo dijo:

“Tampoco tenía yo necesidad de esos pies, porque tengo pies que me pueden llevar derecho a la Corte Suprema”.

 

Los ayudantes del verdugo le sacaron entonces los ojos, y él dijo:

 

Eso está bien. Yo no tengo necesidad de esos ojos, porque tengo ojos que pueden ver a Dios”.