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abia Basri, que
era una grande y renombrada Santa, |
era
muy hermosa cuando
era joven. A causa de su belleza, fue una vez secuestrada por
ladrones quienes las vendieron al dueño de la casa de prostitución,
en donde se espera, que se comportarse como las demás mujeres de esa
casa.
La primera noche en su nueva casa, un hombre fue
introducido en su habitación y, ella inmediatamente entabló
conversación con él.
“Ah, qué buena cosa es ver a un joven tan hermoso”, dijo
ella. “Ponte confortable por favor en esa silla y juntos recitaremos
nuestras oraciones, si así lo deseas”.
El joven se sintió muy sorprendido, pero se inclinó hasta
el suelo al lado Rabia y durante algún tiempo, ambos oraron juntos.
Luego, Rabia se puso de pie y dijo:
“Espero que no te importe si te recuerdo que algún día
debes morir, y es la mente justo que te recuerde que el pecado que
tienes pensado comerte te llevará a los fuegos del infierno. Por
favor, por tu propio bien considera que en realidad quieres cometer
el pecado y arrojarte a los fuegos del infierno o si pretenderías
evitar este destino”.
Muy sorprendido el joven dijo:
“Oh, bondadosa y piadosa dama, has abierto mis ojos que
siempre están cerrados al significado de este pecado. Te acepto como
mi Murshid (Maestro), y te prometo nunca más volver a visitar una
casa de esta naturaleza”.
Durante los días siguientes, muchos otros hombres fueron
llevados donde Rabia y, todos y cada uno de ellos fueron cambiados
como había cambiado el primero.
Fue solo que el rufián que era el dueño de la casa empezara
a preguntarse:
¿Cómo es que todo aquel que visita a esa muchacha nunca más
regresa? Ella tan joven y tan hermosa que los hombres debería estar
en torno a ella como las polillas en torno a las llama”.
Con el objeto de resolver el misterio, la mujer del dueño
se escondió una noche en un lugar desde donde podía ver el
apartamento de Rabia y descubrir como trataba ella a los que eran
llevados. Tan pronto como un hombre entró al cuarto de Rabia empezó
a decir:
“Buenas noche amigo, y bienvenido. Aquí en esta casa de
maldad, siempre recuerdo que Dios es omnipotente. Es una excelente
idea. ¿No te parece?”:
El hombre profundamente sorprendido, se vio obligado a
estar de acuerdo con ella. A regañadientes, dijo:
“Si, eso es lo que los sacerdote nos han enseñado”.
“Aquí, rodeado por el mal, yo nunca olvido que
Él ve
todo el mal que se halla y se administra una rígida justicia. Oh, ¿Cuántos entran aquí en busca de un momento de mal llamado placer y
tienen que pasar por indescriptible agonía y sufrimiento en los
infiernos de Dios a causa de ellos?.
Tú también puedes hacer lo mismo si así lo deseas.
Pero amigo, la forma humana nos ha sido concedida para capacitarnos
en la meditación y realizar la meditación de Dios, no para malgastar
el precioso don actuando en forma inferior aún a la de los animales.
Este hombre, al igual que muchos otros que él, vio de
inmediato la Verdad en los labios de Rabia. Dándose cuenta por
primera vez de la enormidad del pecado que pensaba cometer, cayó de
rodillas a los pies de Rabia, y llorando amargamente le rogó su
perdón.
Las palabras de Rabia eran tan sinceras y persuasivas
que la encallecida mujer del dueño salió de su escondite y empezó a
llorar de arrepentimiento por los muchos pecados que había cometido.
Arrodillándose a los pies de Rabia, dijo:
“Oh, pura y piadosa niña, que daño tan grande hemos
tratado de hacerte, a ti que eres una Santa. Vete, abandona de
inmediatamente esta casa de maldad. En cuanto a nosotros, vemos
ahora que hemos hecho una cosa horrorosa. Nuestros ojos han sido
abiertos y nuestra vida cambiarán de ahora en adelante”.
Amante de mi amigo soy, ¿Qué preocupación tengo
yo con el creer o no creer?
Por el dolor del amor
sediento estoy yo.
Cuaja Hafiz.
De tu amigo, dicen, piden un favor, oh Saadi,
pero fuera del amigo Mismo,
nada más al Amigo pido yo.
Saadi.
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