Esta información NO PRETENDE sustituir a la consulta medica Profesional.  Es simplemente un aporte de Información Científica, abundante hoy día en los medios de comunicación social y en el área de salud, pero ante cuadros de salud, malestares, etc, lo recomendable es hacer la consulta especializada y evitar sorpresas desagradables.”

 

 

 

 Las Harinas
 

 

 

HARINA DE TRIGO: La harina integral de trigo contiene el 100% del grano original, es decir, el salvado o capa externa fibrosa, el germen de trigo que es el embrión del grano y que contiene un complejo de vitamina B, vitamina E y hierro. Suele utilizarse mucho en repostería, en la elaboración de pan, galletas, postres, etc. Cada 100 g contiene 9,5 g de fibra.

 

 

 

 

HARINAS SIN GLUTEN: Se le extrae el gluten cereales como el trigo, la cebada, la avena o el centeno, ya que no lo pueden tomar los enfermos celíacos.

 

 

 

 

 

HARINA DE ARROZ: No contiene gluten. Para hacer pan es demasiado duro. Ideal para enfermos celíacos.

 

 

 

 

 

 

HARINA DE CEBADA: El grano de cebada contiene gluten en poca cantidad y ello hace que sea una harina dura de subir cuando se hace pan y repostería.

 

 

 

 

 

HARINA DE CENTENO: Poco gluten. El pan elaborado con sólo harina de centeno, resulta algo compacto y duro. Mejor si se mezcla con harina de trigo. Existen algunos comercios en Europa que añaden colorantes a los panes de centeno para darles un tono más oscuro.

 

 

 

 

 

HARINA DE ALFORFÓN: Proviene del trigo sarraceno. No es un cereal, es una planta de la familia de las poligonáceas. Color oscuro, sin gluten. Muy apropiada para los bizcochos.

 

 

 

 

 

 

HARINA DE GARBANZOS: Ideal para empanadillas, buñuelos, chapatis y rebozados. No contiene gluten. Puede mezclarse con harina de guisantes o lentejas.

 

 

 

 

 

HARINA DE MAÍZ: No confundirla con la "Maizena", harina muy refinada que utiliza como espesante. No contiene gluten. Ideal para hacer pan, bollos y bizcochos. En México en algunos lugares, es típico el chapati de harina de maíz recién molida. Rica en ácidos grasos, 8 g por cada 100 g. (La harina de trigo integral contiene 2 g).

 

 

 

 

 

POLENTA: Se trata de la sémola de maíz. Ideal para cocinar acompañado de salsas y muy diversas maneras.

 

 

 

 

 

 

HARINA DE AVENA: Rica en ácidos grasos y ácido fólico. Comercialmente se conocen más en forma de copos. Molida finamente es muy útil en repostería y panes. Para elaborar pan es preferible mezclarla con harina de trigo, pues si no queda un pan algo duro.

 

 

 

 

 

 

 

SÉMOLA: Se realiza por medio del endospermo del grano de trigo. Principalmente contiene almidón. Ideal para budines de leche, pasteles y galletas.

 

 

 

 

 

 

 

HARINA DE SOJA: Antes de obtener su harina, la soja debe ser cocinada. Contiene más grasa que la harina de trigo. Se usa en rebozados de vegetales. Es rica en vitamina B y fibra.

 

 

 


 

 

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