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El Karma y la Dieta Vegetariana
Es
bien sabido que la mayoría de la población India no come carne (lo hacen
los Musulmanes y unos cuantos Hindúes modernos). Esto no es únicamente
porque no puedan adquirirla. La mayoría de ellos se opone a comerla porque
implica quitar la vida a un animal. Subrayando esa oposición, se encuentra
la ley del karma, con la que los Hindúes han estado familiarizados durante
muchos miles de años. Los Santos y sus discípulos no comen carne, pescado,
huevos ni cualquier otra clase de comida animal por la misma razón.
Implica quitar la vida a un animal y eso significa la asunción de deudas
kármicas. Veamos ahora cómo funciona esto en la teoría y en la práctica.
En los vegetales está activo solamente un tattwa o condición elemental de
la materia. Es jal, que significa "agua". Se refiere al estado líquido de
cualquier sustancia. En el insecto hay dos tattwas activos: agni o fuego,
y vayu o aire. Agni se refiere al estado resolvente, o sea, al calor, que
significa un estado de transición de la materia. El vayu se refiere a la
condición gaseosa de la materia. En los pájaros hay tres activos: jal,
agni y vayu. En los animales superiores hay cuatro tattwas activos:
prithvi, jal, agni y vayu. Pero en el hombre, y solamente en el hombre,
están activos los cinco tattwas. En realidad, los cinco se hallan en todas
las cosas del mundo, pero no están activos. Akash es el último, el que
está activo solamente en el hombre.
Ahora bien, la ley que nos gobierna es ésta: Mientras más grande sea el
número de tattwas activos que se combinen en el ser vivo, más alto se
encuentra en la escala de la evolución y también es más grande la
responsabilidad en que se incurre al matar a ese ser: de ahí que sea mayor
la carga de karma que se asume al matarlo. Pero, puesto que el hombre
tiene que comer algo para poder continuar viviendo aquí, los antiguos
sabios y Maestros seleccionaron las sustancias menos dañinas es decir,
aquéllas con las que se acumula menos karma al matarlas y comerlas. Se
decidieron por los vegetales. Ningún animal en absoluto. Por supuesto que
se asume algo de karma al comer los vegetales, puesto que también hay vida
en ellos. Pero es la más baja clase de vida y, por lo tanto, se incurre en
un karma mínimo. Ésta es la razón principal por la que los santos no
aprueban que se maten ni coman animales.
La segunda razón es que alimentarse de comida animal interfiere con el
refinamiento espiritual. Arrastra a la persona hacia abajo, al plano
animal. Es un hecho que, mientras se alimente de animales, será más o
menos como ellos. Es inevitable que nos parezcamos a lo que comemos, lo
mismo que nos parecemos a aquello en que pensamos continuamente. Tenemos
que absorber sus cualidades hasta cierto punto. ¿Cómo podría ser de otro
modo? Es simplemente de sentido común y creo que la mayoría de la gente
estará de acuerdo. Cualquiera puede comprobarlo. Una pesada dieta de
productos animales despierta siempre pasiones animales y arrastra los
pensamientos al plano animal. Pero los discípulos de los Santos tienen
como meta principal y esfuerzo en la vida elevarse por encima del plano
animal y desarrollar sus poderes espirituales. Por lo tanto, no deben
comer lo que les arrastra hacia abajo hasta el nivel animal.
Otra razón es que la dieta animal no es saludable. Llena el cuerpo de
impurezas, especialmente el grupo de las purinas: el ácido úrico y otros
subproductos en la digestión animal de los productos animales. Todos éstos
producen una larga serie de males, reumatismo, adormecimiento de la mente,
pesadez y pereza, apendicitis, etc. Los desechos de la región intestinal
de la comida animal desarrollan venenos solubles, que son mortales de por
sí, y, si una persona continúa manufacturándolos y absorbiéndolos, eso lo
conducirá a una vejez débil o a una muerte prematura.
Pero el estudiante de los Maestros desea conservar su cuerpo en
condiciones tan perfectas como sea posible. Éste es uno de los mandatos
repetidos a menudo por el Maestro. Por lo tanto, es lógico que deberá
seleccionar los alimentos más puros y menos dañinos que tenga a su
alcance. Esto significa una dieta de vegetales, frutas, granos, nueces y
todos los productos lácteos.
A los estudiantes de los Maestros se les prohíbe estrictamente entregarse
a las bebidas intoxicantes. Esto se debe a que, además de crear malos
karmas, confunden el intelecto, envician el juicio y casi destruyen el
discernimiento. Bajo su influencia puede uno hacer cosas que concluyan en
una pesada deuda kármica, cancelable únicamente mediante varias
reencarnaciones, atrayendo además vergüenza y deshonor en el presente.
Tanto el cuerpo como la mente sufren y la esclavitud mental resultante es
un gran impedimento en el camino de la práctica espiritual.
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