Alcancen la forma del Maestro
(Sant Ajaib Singh Ji) Charla de meditación dada el 30 de marzo de 1986 en Rajasthán, India.
Aquieten su mente ya que sólo una mente quieta puede meditar. No tomen la meditación como una carga, háganla amorosamente. Durante la meditación no presten atención a las molestias externas. No permitan que su mente vague en lo externo. Concéntrenla en el Tercer Ojo.
Entre más Simran hagamos con dedicación, más se purificará nuestra mente. Entre más pura se vuelva nuestra mente, más se purificarán nuestros pensamientos y la pureza de nuestra mente hará que nuestra alma se vuelva pura también. Es como alguien que desea que su patio esté limpio y para ello utiliza una escoba para barrer cuidadosamente la mugre. De igual manera ese ejemplo se puede aplicar en nosotros. El alma amorosa que haga el Simran sin permitir que la mente interfiera, podrá limpiar mejor el espejo de su alma.
A menudo he dicho que existen tres medios, tres prácticas por medio de las cuales podemos obtener la liberación, estas son: Simran, Dhyan y Bhayán. Cuando hacemos Simran constante podemos recoger nuestros pensamientos que se encuentran dispersos por todo el mundo y llevar nuestra atención al tercer ojo. Al hacer el Simran de esta manera podemos retirar nuestra alma de las nueve aberturas del cuerpo. Gracias a la ayuda del Simran llegamos al tercer ojo pero debido a que nuestra atención todavía no es estable ella no logra permanecer allí mucho tiempo. Durante esta etapa la atención cae, vuelve a subir y cae de nuevo, por eso necesitamos el Dhyan o contemplación.
Cuando al hacer Simran llegamos al tercer ojo necesitamos hacer la contemplación o Dhyan para que nuestra alma, nuestra atención, pueda permanecer allí. En ese momento debemos recordar la forma del Maestro, debemos hacer la contemplación de la Forma del Maestro, que está allí presente incluso antes de que nosotros hayamos llegado hasta ese lugar. Refiriéndose al Dhyan el Gurú Nanak dijo: “La Forma de los Santos y Mahatmas es el Ser Sin Forma. Cuando practicamos el Dhyan o hacemos la contemplación podemos permanecer allí.”
Así es que, cuando llegamos al Tercer Ojo sirviéndonos del Simran necesitamos la contemplación o Dhyan. Cuando gracias a la ayuda de la contemplación o Dhyan podemos permanecer concentrados en el Tercer Ojo y cuando nuestra alma llega al mismo nivel que el Shabd, entonces el Shabd mismo atrae y hala nuestra alma hacia arriba y de allí el Shabd lleva al alma a su Verdadero Hogar. El Maestro Mismo acompaña al alma. Lleva al alma a través de cada plano hasta llegar al Verdadero Hogar. Con respecto a esto el Gurú Nanak dijo: “Uno debe olvidarse de sí mismo, uno debe entregar su propio ser y absorberse en la Forma del Maestro.”
Entonces primero que todo para nosotros es muy importante hacer el Simran. El Simran puede llevarnos solamente hasta el sol, las estrellas y la luna. Más allá cuando se ha manifestado la Forma del Maestro, entonces es deber del Maestro elevar a su discípulo. Cuando el discípulo llega hasta la Forma del Maestro, su labor ha finalizado, su deber a terminado, porque después le corresponde al Maestro llevar al discípulo hasta el Verdadero Hogar. En el mundo interno el Poder Negativo ha creado muchas celdas y diferentes lugares donde el alma puede perderse. Aquellas almas, aquellos que tratan de ir internamente sin la guía de un Maestro, nunca encuentran el éxito, porque en el mundo interno el Poder Negativo ha creado muchas cosas ilusorias.
Por eso es muy importante para un iniciado llegar hasta la Forma del Maestro. Sin haber obtenido la Forma del Maestro, sin la guía de un Maestro Perfecto, el iniciado no puede emprender el viaje de regreso al Hogar Verdadero.
Sabemos que los ladrones solo van a lugares donde haya riquezas. De igual manera ocurre con los discípulos que han manifestado a Dios Todopoderoso en su interior. La gente del mundo se congrega ante ellos, comienzan a alabarlos y así se esparce su nombre y fama. Pero no debería ser así. La persona que ha recibido la gracia y las bendiciones de los Maestros no debería enorgullecerse por las alabanzas y el nombre y la fama que recibe de la gente del mundo, porque debe saber que aún le queda mucho trecho por recorrer. El Maestro todavía tiene que llevarlo hasta su destino final. Todavía tiene que llevarlo hasta un lugar mucho más elevado. Por eso siempre debemos permanecer satisfechos y tener paciencia. No deben influirnos las alabanzas de los demás. Tampoco debemos utilizar los poderes que hemos logrado gracias a la meditación. Debemos siempre tener paciencia y permanecer satisfechos con la Voluntad de Dios tal y como se comportara el Fakir Sarmad. Como ya se los he mencionado antes, el Fakir Sarmad aunque poseía todo, nunca maldijo a nadie. Jamás pensó nada malo de alguien, porque incluso un sólo pensamiento malo nos puede hacer descender de la cima de Brahm. Es por esto que el discípulo que ha recibido la gracia del Maestro debe siempre permanecer paciente, y siempre estar complacido con la Voluntad de Dios. Constantemente debe hacer el Simran y proteger su mente porque la mente puede crear malos pensamientos y hacernos descender de la cima de Brahm.
Ahora por favor siéntense a meditar.
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